XXIX: Uɴᴀ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀ ᴅɪsғʀᴀᴢᴀᴅᴀ ᴅᴇ ᴠᴇʀᴅᴀᴅ.

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Luego de que ante sus ojos se presentará el despido momentáneo de a quien quería no se marchara

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Luego de que ante sus ojos se presentará el despido momentáneo de a quien quería no se marchara. Lisa pendió su cuerpo sobre el sofá cerrando sus párpados que tenían muy grabados a la persona que marchó, pero que dejó su olor impregnado en su piel. ¿Jennie, también quedaría con su olor mezclado? Pensar eso, en definitiva, le robó un suspiro que culminó en elevar las comisuras de sus labios.

Si alguna vez sus labios pronunciaron la palabra que aguarda la definición de sus emociones, ahora con más intensidad, podría pensar que estuvo equivocada en decirlas tan apresuradamente. Porque ahora, sin saberlo, estaba entendiendo lo que es estar enamorada, lo que es el amor, cual mismo nunca pensó que albergaría su corazón con un nombre en cada latido; Jennie.

¿Volverás? —le había preguntado al momento que su cuerpo ejercía presión sobre otro que parecía vacilar en estar de pie—. No quiero que ésta sea la pregunta que siempre te formule, Jennie.

Lisa... —Ya sus rostros se acariciaban exponiéndolas a ambas, rozando sus mejillas hasta que sus labios se encontraron en leve roce de suspiros ante el encuentro—. Volveré cuando haya... Cuando ya no me puedas formular aquella pregunta

Y eso era mucho prometer para Lisa, y para la misma Jennie que debía hacerse cargo de sus acciones, de sus sentimientos, pero, sobre todo, de ella y lo que cree será su felicidad. Pues Lisa, ya estaba segura de que Jennie lo era, de que era su felicidad, de que se mordería su lengua impetuosa mandada por su penumbrosa mente que siempre le hacía figurar malos escenarios, donde ella acometía de manera impulsiva contra los suyos.

Pero dentro de su mente, que se comenzaba a llenar de imágenes de una persona, sus pensamientos fueron a dar con la llamada recibida varias horas atrás. Había muchos días de por medio desde la última llamada y, ahora de nuevo le amedrentaba. Amedrentaba porque pensaba que ya no llamaría, al punto de creer que la fatalidad que arrebata la existencia había recaído sobre su abuela hace años.

Y por otro lado se encontraba en la necesidad de saber qué más podía descubrir sobre ella. Y eso le inquietaba, pues quería saber si aquello que deseaba no pensar, era cierto. Y no contar con lo requerido que aliviaría o desataría sus penas... le carcomía su pequeña paz, misma que se figuraba en su postura ahora erguida, su mirada inquieta, y sus manos enlazadas que no dejaban de moverse entre ellas.

Una llamada entrante en su teléfono en el cual no despegaba atención y guardó entre su abrigo, la alertó. Sepultó su mano en el bolsillo de su abrigo y al ver el nombre de la persona tras la llamada, la incertidumbre la invadió, y antes de realizar cualquier conjetura que le generara ansiedad, contestó:

—Puedo decir que cuando una persona que lo tiene todo, requiere de otra que nada tiene, nada bueno se esconde detrás, más que la sumisión que aparente el poder que se quiere —arremetió sin dar oportunidad de saludo de la persona que llamaba—. Dime, Hyun, ¿eres ese tipo de persona?

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora