XXXVIII: Tʀᴀs ᴅᴇ ᴛɪ.

841 107 102
                                    

Toda la atención vuelta miradas de distintos índoles, se vaciaron sobre su presencia, que sólo le importaba una

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Toda la atención vuelta miradas de distintos índoles, se vaciaron sobre su presencia, que sólo le importaba una. Una que ya se hacía de la suya bajo una mirada cual no podía deducir al estar ésta tan lejana a la suya tan implorante del consuelo. Y como si quisiera incrementar su dolor, unos pasos resonaron al tratar de acercarse más, siendo los bombeos de distintos corazones los que incrementaban por la unión de sus cuerpos cual amor si era real ante los ojos de Dios, pero juzgado por leyes del mismo.

Jennie... volvió a implorar bajo un tono decadente en la dolencia de su acto y abandono.

Daría los pasos restantes; esta vez la tenía de frente, ya no tendría que correr tras su huida inalcanzable de sus manos cuales la apresarían contra su cuerpo, hasta cansarla de sus besos y confesión de la necesidad de su amor. Pero no, sus pasos ahora iban hacia atrás en contra de su voluntad, siendo tomada autoritariamente por sus brazos halándola de regreso a su realidad; a su funesta vida sin aquella mujer que ahora le mirada de frente con la suma pena incrustada en sus orbes.

¡Jennie, no lo hagas...! protestó halando inútilmente sus brazos del agarre fuerte por parte de dos hombres—. ¡Jennie!

Jennie llevó ambas manos a su boca bloqueando un quejido cual se volvió más largo hasta convertirse en un llanto cual convulsionaba su pecho. Sentía que sus rodillas flexionaban de pronto ante la debilidad apabullante de aquella escena, ante el dolor tan sentido y ahora tan igual al suyo.

¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué llegar a ese punto para darse cuenta de la gravedad de sus acciones? Su amor por aquella era más, pero ella lo estaba desvalorizando con tal acción mentirosa. Una mentira no puede ser más que el amor, y eso, le hincó su corazón en un punzazo de dolor, castigándola por ser cruel.

Un esclarecimiento de garganta le hizo devolver su presencia al contexto que ahora esperaba por su intervención, siendo aclarada ahora por aquel hombre de bata blanca que se pronunciaba.

¿Consumaremos la ceremonia? Si ya no hay oposición a la palabra y otra intervención que impida continuar... Procedo a invitarles a la toma de vuestras manos, nuevamente.

Sus pupilas barrieron el lugar, pero se detuvieron en unas tan implorantes a darle seguimiento a lo que los había llevado hasta allí. Y la sinceridad dio un brillo en sus ojos cuales ahora auguraban sus más sentidas palabras, dictadas al hombre que esperaba dar continuidad a su labor por ley.

¡No! soltó de manera árida robando varios suspiros de los presentes tan confusos de su negativa cual prosiguió en aclarar—. No puedo hacer esto, no puedo casarme con quien no amo... Y con el más doliente mirar que aguardaba lo infausto que sería su negativa para aquel hombre de orbes turbados, continuó diciendo en su dirección—. Lo siento, Sehun, pero... no puedo. No puedo ser más cobarde ante esto.

Sus manos bajaron a sus costados tomando en un puño la tela de su vestido cual asió dando dos pasos hacia atrás modulando un lo siento que le parecía tan pequeño para la gran culpa que ahora le traspasaban aquellos brillantes orbes negros de Sehun.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora