XLI: Uɴᴀ ᴘɪᴇᴢᴀ ʀᴇsᴛᴀɴᴛᴇ.

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Su rutina ya le parecía tan nutrida y agitada, que no podía sentir algún tipo de extenuación al respecto; por el contrario, se sentía tan a gusto de que su vida se fuese llenando de distintas actividades donde su mente ahora se ocupaba de la reali...

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Su rutina ya le parecía tan nutrida y agitada, que no podía sentir algún tipo de extenuación al respecto; por el contrario, se sentía tan a gusto de que su vida se fuese llenando de distintas actividades donde su mente ahora se ocupaba de la realidad, donde ya poco a poco su pasado comenzaba a pintarse de gratos recuerdos cual se jactaba de llenarlos con el venidero presente.

Mientras conducía de regreso a su casa, prefirió pasar y comprar algunas cosas, pues ya tenía un gran motivo a la espera de su presencia cual quería engalanar con más que la suya misma. Repasaba mentalmente cual dichoso y productivo había sido su día; había visitado a su abuela por la mañana, ya estaba en Busan recibiendo chequeos médicos, luego había estado laborando al lado de Mina en aquella veterinaria y había hablado con Rosé que le invitó a un almuerzo.

Su día no fue ni perturbado ni mucho menos agraciado con la noticia que se paseó por labios de Rosé tras comentarle sobre el hurto que recibió Hyun, cual ya de alguna forma había visto venir tras la mirada arrogante de aquella mujer, Shinhye. Cavilaba en aquello mientras se detenía en algún semáforo, donde su rostro seguía a las personas caminar delante de su auto, hasta que su mirada tan al pendiente de alguna figura singular de su mente y corazón, avistó una semejanza de tan hermosa mujer.

Y luego de buscar donde estacionar, salió del auto dirigiendo sus pasos al lugar donde el resaltante color captó sus ansiosas pupilas. Eran unas rosas rojas. Recordó cuanto le parecía ver a Jennie en ellas, así que escogió un pequeño ramo tan suficiente para los pocos billetes guardados en su bolsillo.

—Tan tuyas... —un murmuró se intercalo con su sonrisa al instante que alzó aquel ramo hasta su rostro, donde una exhalación sació su sentido del olfato con agradable aroma aun conservado en aquellas rosas— y tan de ellas.

En su retorno al auto sus ojos curioseaban las vidrieras de diferentes locales, encontrándose con más de un objeto digno de su próximo hogar junto a Minsuk, y Jennie. Y algo tan resaltante en color rosa, le hizo la añoranza hecha curva en sus labios de ver a Somi en ello. Hasta que el agite en el bolsillo de su abrigo, le cosquilleó su piel.

De la manera más rápida y gustosa por oír detrás de aquella llamada la voz de Jennie anticipando su llegada a la casa, le hizo vaciar un suspiro llevando el teléfono a su oreja, sin saber que la voz del otro lado le disgustaría su corazón tan cómodo en la nueva realidad.

—Jennie, ya estoy por ir a casa, sólo me detuve a...

Shh... —callaron del otro lado, borrando cualquier rasgo risueño en aquel rostro que ahora desencajaba en el terror envuelto en una fría mirada—. ¿No me extrañaste acaso, Lisa? He vuelto por más; más dinero, y más información... para ti. ¿Pensaste que era todo? ¿Acaso se te olvida una pieza en todo el cuadro familiar?

Sus manos tan conectadas a la debilidad que le causaban lo que sus orbes avellanas detallaban en el teléfono advirtiendo el remitente de aquella llamada, perdieron fuerzas dejando deslizar aquel ramo de rosas, cayendo a un lado de su estática figura, donde sus labios tan carmesís ahora se marchitaban en la palidez que le suponían ver de nuevo aquel mismo número tan enlazado al encuentro de su abuela.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora