XXXV: Uɴᴀ ᴘʀᴇsᴇɴᴄɪᴀ, ᴜɴᴀ ᴘʀᴇsɪᴏ́ɴ; ᴜɴ ᴇʀʀᴏʀ.

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Ser vicepresidente de una importante revista, desde la distancia, se le estaba volviendo cuesta arriba a Sehun

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Ser vicepresidente de una importante revista, desde la distancia, se le estaba volviendo cuesta arriba a Sehun. No sabía si sentirse confiado de la aprobación y condescendencia de su padre, de estar al tanto mientras él estaba al lado de Jennie en Busan, o sentirse ciertamente presionado de que aquello no fuese más que una petición entre líneas de sus deseos por verle comprometido.

Un sonido de cansancio le acompañó al momento que dejaba caer su espalda en la silla; llevaba horas frente aquel computador, atendiendo llamadas y realizando una breve reunión con el director general de la revista, por medio de vídeo chat. No le molestaba en absoluto su trabajo, era algo que le encantaba desempeñar, pero el agotamiento ya se le hacía notar en sus cansados ojos.

La revista, era parte de una herencia familiar, era el capital cual manejaba la familia Oh desde tiempos de su fundación hacia setenta años. Y él, sería el próximo heredero encargado de mantener el prestigio de la misma en el tiempo. Una exhalación vaciada en una sonrisa le causó saber aquello, imaginarse en ello. Pero el detalle de que le fuera posible ser heredero, le arrebató un quejido.

Casarse. O por lo menos estar comprometido ante los ojos de su padre quien su vida tenía poca estadía en tierra. Sabía de lo capaz que era su padre de heredarle King & Queen, a uno de sus primos que no contaban con conocimiento del manejo de la revista, pero que estaban casados y el apellido llevaban con orgullo; suficiente para Oh Wanjoon.

El juego de golpear el bolígrafo sobre la madera negra de su escritorio, se vio cesado al caer su mirada en el umbral de la puerta, misma que había captado su atención al abrirse dejando ver a quien le hizo dejar su respiración en un suspiro.

—Padre —pronunció con voz tan perdida en la presencia de aquel hombre de mirada firme, serena y fría.

Y aquella sola presencia de un hombre alto, cabellos vestidos de blanco cuales estaban ocultos tras un sombrero pequeño, un traje azul tan advertido en calidad de tela, cual mano izquierda estaba apoyada en un bastón cuyo mango relucía en el dorado del puro oro... Fue más que suficiente para trasladar a Sehun al desespero por agradarle, por ser el perfecto hijo ante él.

—¿Cómo es que está aquí? —Sus movimientos ágiles lo llevaron a pararse delante de su padre, tomándolo por el brazo.

—Suéltame, Sehun —alzó su brazo derecho para evitar que fuese tomado—. No requiero de tu ayuda; por más que lo intentes no podrías cambiar mi nefasto destino. —Su rostro pálido se enfocó en uno que imitaba su palidez generada por su presencia.

Sehun detalló lo consumido que lucía su padre; aquellas ojeras tan notorias, aquellas pupilas tan faltas de brillo, unos labios tan resecos... Pero la hosquedad aguardada siempre en sus facciones tan maduras, seguían siendo las mismas, seguían advirtiendo de la arrogancia, el poderío de ser coercitivo para lograr sus cometidos.

—Noto que... —Wanjoon comenzó a pasear sus ojos por el lugar; un pequeño espacio ante lo grande de sus oficinas—. El lugar no representa lo que es King & Queen... Sí bien te di el permiso de que estuvieras en Corea, aquí en Busan, pero... tengo prioridades Sehun. —Sus pasos tan lentos y forzados lo condujeron hasta reposarse, con gesto de dolor, en un sofá contiguo a una larga ventana—. Siempre tenemos prioridades, pero cuando la vida está limitada en tiempo, estás urgen con mayor preponderancia.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora