LIBRO ₂
¿Podría ser dos años suficientes para olvidar algo que no se conoció completamente?
¿Acaso una falacia, tan instigadora e incipiente de su separación, tenía más valor que el amor?
¿Sería tarde o intempestivo, buscar de ella nuevamente? ¿Rem...
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Y allí estaba, con su sombría presencia cuales rasgos serios la acompañaban. Sentada a un lado de la cabeza de la silla ocupada por Hyun Manoban, que mostraba cual sonrisa intentaba parecer agradable, pero terminaba por aparentar lo vanidoso en aquellos labios. Misma persona que le había interrogado por su vestimenta tan poco aceptable para la cena con que quería engalanar aquella noche.
—Lisa —murmuró sobre la mano que mantenía sobre su boca, como si no quisiese llamar la atención de alguien más que la mencionada—. Podrías al menos quitar tu gorra: no es una prenda con que se deba proceder a comer, sería una falta de respeto.
A pesar de haber notado ya la petición, no hizo caso. Sólo le miró por unos momentos, fulminándolo con sus ojos avellanas, hizo un gesto negativo con su cabeza y gesticuló con la frialdad que le caracterizaba:
—Sólo requerías de mi presencia, Hyun. ¿Pensaste que vendría con un vestido que mostrara lo oneroso en su tela, como cierta dama que cortejas?
Un leve gesto de impaciencia que se vació en una exhalación de notable disgusto, fue la respuesta de Hyun, pues no llevaba planes de realizar de la cena un debate, que, ya sabía perdería: ya Lisa, parecía no tener miedo ante sus palabras, ya no había coerción de por medio que le ayudara. Y ésta, al no recibir respuesta que inmediatamente contraatacaría, desvió su rostro el cual no mostraba ni satisfacción de victoria, o sentimiento del vencido por lo contrario y esperado.
Lisa pudo haber vestido algo más presentable aquella noche. Pero no veía motivo alguno que le llevase a la molestia de agasajarse en trapos. Así que, con una camisa negra, pantalón de igual color, una chaqueta de mezclilla, acompañada de unas botas que sin duda daban pasos notorios al oído, y su gorra cual molestaba a Hyun, se presentó ante un grupo de personas ya conocidas.
Y en aquella mesa se encontraba, de frente a ella estaba Shinhye, cuya mano parecía dependiente del brazo de Hyun. Al lado de ésta, se encontraba el abogado Kang, cuyos labios parecían guardar más que una sonrisa como gesto condescendiente. Y, por último, una persona que hacía acto de presencia, y estaba tras el timbre que captó la atención de todos.
—Buenas noches, lamento la demora —se pronunció quien paseaba sus ojos por los presentes, aún de pie frente a la mesa, y una sonrisa cruzó por sus labios al caer con la mirada de Lisa.
—Aún estás a tiempo, Rosé —se pronunció Hyun con voz grave—. Adelante toma asiento al lado de Lisa.
La mencionada dio una reverencia y fue a tomar asiento al lado de Lisa. Pero quería dar más que un saludo con sus ojos que se cruzaron con unos orbes avellanas que parecían más relajados a su presencia y, por debajo de la mesa de manera cautelosa, encontró la mano de Lisa tendida, la cual tomó y dio un leve apretón.
No entendía el porqué de la presencia de Lisa allí, pero al notar al abogado, sumado a su misma presencia, supo que aquello llevaba de por medio alguna idea premeditada por Hyun, quien hablaba con la servidumbre requiriendo la cena. Y aprovechó aquello para mirar a Lisa, quien sintió su mirada y vacío sus ojos en ella. Levantó la cabeza, y sospechando ya lo que respondería, de igual manera desglosó su pregunta dulcemente:
