XXIII: Cᴀᴢᴀᴅᴏʀ ᴄᴀᴢᴀᴅᴏ.

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Barría con su inquisitiva mirada todo aquel lugar

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Barría con su inquisitiva mirada todo aquel lugar. No se consideraba un chico de lugares como aquel; llenos de bullicio, apuestas, alcohol, sustancias para nada permitidas y en las cuales la sociedad comúnmente joven se perdía. Cuando mucho, él se perdía en algún cigarrillo por las tardes luego de una estresante jornada laboral. Pero a pesar de ello, su trabajo lo reafirmó lo suficiente como para darle conocimiento del funcionamiento de los mismos. Y muchos de aquellos bares, manejaban cosas ilícitas, no permitidas por la ley. Comprobarlo, era su trabajo.

Ese día, aquello no fue el motivo de su visita en aquel bar donde la atracción principal, eran los juegos de pool, y apuestas al azar. Lo que lo llevó, estaba inconsciente en una clínica; segundo día sin dar respuestas, segundo día de investigación. El primer día, el inspector Jeon, se encargó de interrogar en casa de la víctima. Donde sus padres, no previeron más información que la mala conducta de su hijo y sus malos hábitos ligados al vicio.

Los vicios del joven. Sin dudan eran un aspecto clave que el detective Jeon, no dejó pasar desapercibido. Allí podría estar la causa de su ataque, el que lo dejó inconsciente. Podría tratarse de un ajuste de cuentas y ello le llevó a pedir información sobre los lugares que frecuentaba aquel joven ya que los padres desconocían sobre las juntas del mismo.

Prefirió ahondar su investigación yendo a los bares más cercanos a su morada, ya que el chico no contaba con algún automóvil, era más convincente que frecuentara los bares más cercanos. Y allí estaba, en medio de aquel salón, que aparentaba ser más grande por las mesas de pool situadas en medio.

Se quedó allí a la espera, y su mente no dio espacio a reposo, y comenzó a rememorar aspectos que dedujo claves de aquella visita a los padres de la víctima.

—¿Y... que me podrían comentar sobre las acusaciones presentadas contra su hijo, por agresión sexual? —recordó que les preguntó a los padres, cuyo silencio y miradas entre ambos, fue de suficiente sospecha para Jeon.

Aquello sin duda era otro aspecto clave. Una persona quien pudo abusar de alguien, quedando ésta con algún problema, mientras él seguía libre. Sería más que una razón suficiente para cobrarse por medio de un ataque, al final, tal acusación era de hace pocos meses atrás.

¿Acaso... tendrá que ver con aquel grupo denominado los castigadores? ¿Sería éste, otra víctima de ellos?

Aquella hipótesis, no estaba del todo desecha para Jeon, pero debía estar más seguro para poder plantearla firmemente.

—Inspector —llamaron detrás del aludido, que se había quedado atisbado en algún pensamiento—. Soy Han, el encargado del bar.

Jeon, se giró en sus talones para encarar a un hombre, el cual era joven, corpulento, de cara perfilada, y quien tenía una mano extendida con dirección a él a la espera de una presentación.

—Inspector Jeon Jungkook, de la tercera división, estación central de Busan —terminó de presentarse tomando brevemente la mano del joven—. El motivo de mi visita, pongo en sobre aviso, es sobre Jae Song, un cliente habitual de este bar.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora