Primera parte.
Todo este rollo no me va... Vaya, que no. ¿Por qué coño habré aceptado? Si es que soy cortita.
—Hija, ¿estás bien?
Miraste a tu madre, la cual sonreía orgullosísima al verte en tu impoluto traje blanco de novia, y forzaste una mueca que pretendía ser una sonrisa.
—Solo... quiero llamar a los chicos para ver cómo está Kookie. —Era verdad que estabas preocupada por tu hijo (sobre todo porque estuviese con Tae, Bi y Jin a solas), pero eso no era ni por asomo lo único que te tenía con las rodillas temblando—. ¿Me pasas el móvil? Quiero ver cómo van...
—Hija, están perfectamente; les has llamado hace menos de quince minutos —murmuró tu madre, perdiendo la sonrisa—. ¿Va todo bien?
—Todo bien, sí... De puta madre —añadiste en un susurro que tu madre escuchó, al parecer, porque puso una mueca reprobatoria que te hablaba por ella de lo que opinaba de tu costumbre de soltar tacos a cada segundo.
Te miraste en el espejo gigante de la tienda de vestidos de novia y a punto estuviste de vomitar. Ese aspecto cursi no te iba para nada y, encima, hacía poco más de un mes desde que viste a Heejin vestida de novia en su boda con Namjoon, por lo que la comparación entre la princesa de cuento que era ella y el aspecto que presentabas tú...
Que no, que no lo veo, que esto no está bien. Algo aquí no encaja; el patronaje está mal o yo qué sé...
Habías sido madre por primera vez en tu vida hacía cinco meses exactos y, por supuesto, tu figura ya no era la misma de antes... Pese a que Jungkook agradeciese a diario que tus pechos mantuvieran el tamaño (ligeramente más grande) que adquirieron durante el embarazo, ya ni siquiera los veías bonitos. Tu tripa también estaba ahí (bajo una faja la hostia de apretada) y tus muslos habían aumentado en grosor hasta el punto de parecer dos columnas grecorromanas.
Para colmo, no es que el vestido de novia mejorase ninguna de esas "cualidades" que había ganado tu cuerpo; al contrario... Por culpa del escote palabra de honor, parecía que las tetas iban a estallar como dos petardos; te notabas casi sin aire porque el corsé oprimía tus lorzas; y la parte de la falda, entallada hasta la rodilla, iba a obligarte a tener rozaduras en los muslos aproximadamente desde el quinto paso que dieses...
Por si tus preocupaciones fueran pocas, Jungkook estaba en estos momentos siendo asesorado para comprar su traje por Namjoon... y por tu padre. El cual, a su vez, había sido obligado por tu madre a irse con su yerno para "estrechar lazos". No te hizo falta mucho que suplicarle a Namjoon para que hiciera las veces de intérprete (ya que, obviamente, tu padre no entendía ni papa de coreano), y Namjoon, como buen hombre adulto, responsable e independiente donde los haya, aceptó ir...tras pedirle permiso a Heejin.
Llevabas una semana buscando trajes de novia, y como todos te quedaban igual de mal, aceptaste a regañadientes llevarte ese, porque... Ah, sí: a Jimin le había encantado cómo te quedaba.
Esa era otra de las cositas bizarras que habían pasado desde que tus padres llegaron a Corea para asistir a tu boda: tu madre, con sus cuarenta y siete años, había sido encandilada completamente por Park Jimin. Esto traía dos problemas: uno, que el chico te asesoraba en absolutamente todos los aspectos de la boda (cosa que tenía a Heejin muerta de envidia y cabreada a más no poder, y que a ti te horrorizaba ya que el estilo de Jimin y el tuyo... bueno, eran muy distintos), y dos: que tu madre prestaba todas sus atenciones al pelirrojo y no a su propio yerno (lo que tenía a Jungkook muerto de envidia y cabreado a más no poder, y que a ti te dejaba en una posición incómoda de pelotas).
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Crybaby
FanfictionHace unos cinco años te lo hubieras creído: esa gilipollez de las campanas sonando en tu mente al mirar al amor de tu vida, las mariposas en el estómago, la certeza de que habías encontrado el otro extremo del hilo rojo que rodeaba tu dedo meñique...