<CUARENTA Y SEIS>

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Cuando llegaste al hospital junto a Yoongi, solo Namjoon estaba en la sala de espera, tan aliviado de ver a alguien conocido que os abrazó (a los dos a la vez) mientras os contaba lo poco que le habían dicho los médicos.

Tenías una muy mala sensación por aquel parto, ya que se había adelantado un poco, pero Namjoon os explicó que los médicos le habían dicho que eso no era ningún problema, cosa que te relajó ligeramente.

A los diez minutos de haber llegado, apareció Jungkook: sudando como un pollo y con una cara de terror tan evidente que te dieron ganas de abrazarle al momento; aunque, obviamente no lo hiciste. A parte de lo claro que te había dejado que no quería verte y de lo claro que tenías lo que querías explicarle, en ese momento, Heejin y su bebé eran los únicos que te importaban.

Conforme el tiempo pasaba, todos acabaron apareciendo en la sala de espera. Jimin apareció seguido de Tae, y Jin junto a Hoseok. Te encargaste de explicarles a todos lo que Namjoon os había contado, porque Yoongi seguía un poco enfermo y... puesto a ser sinceros, tampoco habría abierto la boca, y porque Namjoon estaba cada vez más nervioso y no querías que se estresase aún más contando una y otra vez lo mismo.

Te cayó una buena bronca por parte de Jin y Hoseok, ya que ellos no sabían nada del tema de Heejin, de su embarazo o de por qué dejó de hablaros de repente; así que tuviste que ser sincera y soltar todo lo que había pasado hasta el momento, contestando a sus dudas y defendiéndote como podías de las acusaciones que te lanzaban por no haber soltado palabra del tema.

Creíste que se habían dado por satisfechos al decir que Heejin no quería preocuparles, pero estabas equivocada, por supuesto. Jin y Bi estaban ofendidos y preocupados, por lo que pagaban su frustración contigo, y tú (que tampoco estabas precisamente en tu mejor momento) acabaste siendo rescatada de alguna manera extraña por Jungkook, que les explicó otra vez todo el tema (en su caso sin gritos) y les calmó finalmente.

Las horas fueron pasando mientras los chicos iban y venían de la sala de espera a la máquina del café a un lado de esta. Cuando Yoongi y Hoseok volvieron de la cafetería, con cafés para todos (alegando que el de la máquina era prácticamente agua de fregar), miraste de nuevo los mensajes que le habías mandado a Jaewon avisándole del parto de Hee.

Sabías de sobra que el chico había tenido que ir a Japón de urgencia (o eso creíste escuchar entre tus sollozos mientras estabais en su coche la noche pasada), así que no te extrañaba que los mensajes no le hubiesen llegado. Teniendo en cuenta que tenía que pasar por todo el rollo del aeropuerto, el vuelo y después las reuniones y mil cosas más que no te querías ni imaginar, era lo más normal.

Jimin había sido el encargado de avisar a sus padres, que, según os había contado, venían desde Busan en avión para tardar menos. Incluso habían tenido que comprar otros billetes, porque claro, encima de todos los problemas que había tenido Hee con el embarazo, lo que menos esperaba nadie es que la cosa se fuese a complicar aún más justo al final y al bebé le diese por adelantarse casi tres semanas...

Cuando miraste la hora en el móvil, soltaste un suspiro y te decidiste a levantarte para estirar un poco las piernas. Habían pasado casi seis horas desde que la chica se puso de parto y todavía no teníais una sola noticia de ella.

No tuviste que andar demasiado para encontrarte a Namjoon, apoyado contra una pared con la vista perdida en la nada y con Jungkook al lado. Estabas a punto de darte la vuelta para volver por donde habías venido, porque no te hacía especial ilusión estar demasiado cerca del moreno en esos momentos de tensión, pero una médica (es decir, una mujer con estetoscopio, gafas y carpetita: signos irrefutables de que era médica) se paró frente a los chicos preguntando por los acompañantes de Park Heejin y corriste hacia ella como si te hubiese ofrecido cien millones de wons.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora