<TREINTA Y TRES>

10.1K 704 1.1K
                                    

El carboncillo estaba repartido por las sábanas y el bloc, pero sobre todo por tu pijama. Aquel polvillo negro no se iba por más que sacudías, y suspiraste para levantarte del colchón e intentar deshacerte de este sabiendo de sobra que no iba a funcionar.

El timbre había sonado hacía un rato, así que esperabas a que Jin apareciese en cualquier momento en tu habitación para echarte la charla de los últimos siete días. Y ese momento llegó cuando te diste cuenta de que tus manos eran las culpables de que cada vez estuvieses más manchada, por más que sacudías tu ropa.

—Hana... ¿Qué haces? —preguntó con mueca extraña.

—Limpiarme.

—Parece que acabas de salir de una mina de carbón.

—¿Qué quieres ahora Jin? —cuestionaste en un suspiro, siguiendo con la tarea de ensuciarte más si era posible.

—Jungkook, otra vez... Cada vez está más pesado. Hoy casi no puedo pararlo en la puerta. El niño tiene una fuerza de la hostia, por cierto.

—Vale.

Saliste del cuarto esquivando la mirada preocupada de Jin en dirección al baño. Esperabas que el encerrarte en ese espacio te fuese a dar la privacidad y el aislamiento que necesitabas, pero Jin pasó tras de ti como una exhalación, y ni siquiera se fue cuando comenzaste a desnudarte, simplemente se dio la vuelta para no verte.

—Hana, algún día vas a tener que hablar con él.

—Lo sé.

—¿Cuándo piensas hacerlo? Llevas una semana encerrada en casa... No vas a clase, no vas al trabajo... No quieres ver a nadie...

—¿Qué problema hay?

—El problema es precisamente que no ves ningún problema. ¿Te das cuenta al menos de que tu comportamiento no está siendo normal?

El agua comenzó a correr por el grifo de la ducha y te metiste directamente sin esperar a que se calentase. Corriste la cortina como contestación a tu amigo, sin tener intención de añadir nada más a esa conversación.

—Hana, Jungkookie es un inocentón, pero hasta él empieza a tener sus dudas de que estés enferma de verdad. Y yo soy solo un hombre, si me hace un placaje ten claro que al final va a acabar pasando a casa... Además está tooooodos los días con lo mismo: "¿Por qué no contesta a mis mensajes, hyung?". "¿Está mejor hoy, hyung?". "¿Hoy ya me puedo pasar a verla, hyung?". ¡No puedo con esto ni un día más! —exclamó de repente—. Tienes que hablar con él... Hana, ¿me oyes? Hana...

—Déjame sola de una puta vez.

—Te dejaré cuando me digas qué vas a hacer con él.

—Eso no es asunto tuyo.

—¡Perdona que te diga que lo es! Soy yo el que está mintiendo todos los días, y cuando Jungkook se entere de que le he estado tomando el pelo, me va a dar de lo lindo. Ya lo has visto, Hana, no puedo competir con él... Si quiere darme una paliza lo puede hacer, y lo único que puedo hacer yo es taparme la cara. Si acabo con la cara hecha un cristo, te juro que te demando. Soy actor, vivo de esto, ¿sabes?

—Lárgate ya.

Escuchaste un suspiro al otro lado de la cortina. Jin llevaba variando de estrategia desde que decidiste autoimponerte ese encierro. Los primeros días intentaba animarte soltando chistes a cada rato, pidiendo comida que te gustaba o arrastrándote al salón para ver alguna peli. A partir del tercer día su estrategia cambió; intentaba sacarte de la cama por la fuerza y echarte broncas interminables. Hacía un par de días que intentaba llevarte a su terreno suplicando, pero por lo visto había vuelto al punto inicial de intentar hacerte reír. Lo que Jin no sabía es que eras incapaz de sentir nada desde hace días.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora