<DIEZ>

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El aciago día había llegado. El puto conejo empastillado estaba de los nervios y te estaba contagiando a un ritmo alarmante; aunque más que feliz o nerviosa, estabas irritada, al borde de tirarte por la pequeña ventana del estudio de hecho.

Llevaba hablando una hora de lo que pensaba hacer y jurarías que no había parado por un segundo para coger aire. Lo peor, era es que parecía no haber parado con el tema desde hacía dos semanas enteras. Catorce largos días en los que sentías tu cabeza al borde de la locura con cada frase acerca de la jodida cita...

—... aunque sigo dudando de si sería buena idea ponerme la chaqueta motera o la bómber roja. Yo creo que a noona le gusta más la bómber, aunque con el pelo rosa no sé; ya sabes lo que dicen del rojo y el rosa... pero Hobi hyung dice que me sienta muy bien la negra, pero si me pongo la bómber voy a tener que cambiar los pantalones porque...

—¡Ya! ¡Por el amor de Dios, de sus discípulos y de todos los arcángeles del cielo! ¡PARA!

Jungkook se quedó clavado en el suelo por tu grito; aprovechste el silencio para encender un cigarro y soltaste un largo suspiro para calmarte antes de estamparle el lienzo en la cara al chico.

—¿Me he pasado? —cuestionó encogido. Le miraste abriendo los ojos de par en par y soltó una suave risilla a modo de disculpa—. Es que estoy nervioso...

—Ya lo sé, crío. Pero ya lo hemos hablado mil veces: no tienes por qué estarlo. Solo vais a salir como amigos, acuérdate de que Heejin tiene novio...

—Lo sé, lo sé... Pero este puede ser el primer paso hacia algo más.

—Perdona que lo dude —soltaste apartando la mirada de él.

—Eres muy cruel a veces, ¿eres consciente de eso?

—Sí, y es de las cosas que más me gustan de mi misma.

—A mí no me gusta eso de ti...

—Mala suerte —mascullaste exhalando el humo.

—Hacía años que no salía con noona a solas, así que perdona si estoy emocionado —refunfuñó, sentándose en el suelo de brazos cruzados.

—¿Años? —preguntaste con apatia, mirando por la ventana.

—Desde que íbamos juntos a clases de baile. En realidad creo que soy bailarín por su culpa. Noona se apuntó a una academia y como estaba cerca de mi casa, la acompañaba cada tarde después del colegio.

Apartaste la vista de los estudiantes echados sobre el césped que se dejaban ver desde la ventana y miraste a Jungkook, interesada de repente en la historia que había empezado a contarte.

—¿Ya estabas colado por ella en ese entonces? —curioseaste. El chico asintió al instante, sin dudar.

—La acompañaba encantado porque era el único momento en el que estábamos los dos solos sin Jimin, pero a ella le daba pena hacerme ir hasta ahí, así que me dijo que no la acompañase más. No me quedó más remedio que apuntarme a la misma academia para poder seguir teniendo una excusa para acompañarla... Incluso dejé el Taekwondo para poder ir.

—Perdona que te diga, pero el Taekwondo mola más que el baile —dijiste, intentando reparar lo borde que habías sido antes con él. Jungkook no era rencoroso, lo sabías de sobra, pero aun así te alivió la pequeña sonrisa que te dirigía.

—El caso es que, aunque lo hice para estar con ella, me gustó más de lo que creía y trabajé mucho para ser el mejor y que se fijase en mí. Pero noona nunca pareció fijarse...

—Seguro que sí se fijó. Sinceramente, hasta yo que no siento respeto alguno por vuestro departamento, me fijé en que bailas muy bien.

—¿Tú crees? —preguntó tímidamente. Contestaste con un corto "lo creo" que le hizo parecer menos preocupado—. Siempre me he esforzado mucho, en todo. Y siempre para que ella lo supiese...

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora