<QUINCE>

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La clase terminó, y por mucho que tus pies parecieran querer romper a correr al momento, te contuviste. Fuiste andando como una persona perfectamente normal y nada desesperada hacia tu pequeño estudio privado, y cuando llegaste y viste que Jungkook no estaba ahí, cogiste el móvil para decirle -como la persona perfectamente normal y nada desesperada que eras- qué dónde carajos estaba.

Al desbloquear tu móvil viste que el chico te había mandado un solo mensaje.

Ratilla:

Me tengo que quedar practicando noona. Pero tengo comida aquí si quieres pasarte, a lo mejor no quieres, pero bueno, si quieres aquí te espero (Hoy he comprado hamburguesas).

20:35

Sonreíste al leer el mensaje y sin pensarlo dos veces, echaste a correr para ir a esa zona del campus que hasta hace poco no te gustaba lo más mínimo. Al estar cerca de las enormes salas de ensayo, cortaste tu carrera para ir asomándote por las pequeñas ventanas incrustadas en la madera de las puertas. Tras espiar por cinco distintas, encontraste a Jungkook ensayando tal y como te había dicho. Lo que se le había parecido pasar era el pequeño detalle de que en esa sala en la que estaba, había al menos cinco chicas que bailaban a su lado, pareciendo más entregadas en observar como su camiseta blanca se pegaba a su espalda que a los pasos de su propia coreografía.

Entraste en la clase y al momento Jungkook paró con sus pasos para dirigirte una sonrisilla torcida, a la que siguió un gesto que te hizo querer comerle la boca al instante: dirigiendo una mano a su flequillo empapado y atusándolo hacia atrás.

-Noona, ya has llegado. ¿Quieres comer ya? -preguntó observando como dejabas caer la mochila en el suelo.

-Tranquilo, termina de ensayar.

-¿No tienes hambre? Yo puedo seguir después si quieres.

-Crío, que no. Venga sigue; igualmente tengo que hacer un rollo de trabajo así que aprovecho mientras terminas.

-Vale -contestó sonriente.

Las chicas que estiraban las piernas sobre una barra de madera frente al espejo, comenzaron a cuchichear y a puntito estuviste de gritar: "Si, bonitas. A este bombón me lo estoy tirando yo", pero te comportaste como una persona civilizada por primera vez en tu vida y sacaste un bloc de dibujo de la mochila, cogiendo un solo lápiz para ponerte con tu tarea.

Al cabo de un rato, tenías material suficiente para ganarte una matrícula de honor por lo menos. Los dibujos que tenías que hacer se basaban en el concepto del movimiento, y Jungkook te ponía las cosas tremendamente fáciles al bailar con esa maestría frente a ti; habías capturado casi todos los pasos de la coreografía y cada mínimo detalle de cómo su pelo se movía, sus músculos se tensaban, su ropa se arrugaba... No te habías dado cuenta de en qué momento habías comenzado a dibujarle completamente al desnudo, repasando la imagen de su cuerpo en tu memoria, y cuando terminabas de sombrear la línea definida que marcaba el comienzo de su ingle, su voz te interrumpió.

-Noona, perdona; te he tenido mucho rato esperando. ¿Qué dibujas? -curioseó, apoyado en sus rodillas e inclinándose más hacia ti para mirar la hoja que ahora apretabas con recelo contra tu pecho.

-Ya he terminado, vamos a zampar anda, que me muero de hambre.

Jungkook no insistió y fue en busca de una bolsa a una esquina de la estancia, volviendo al momento para sentarse a tu lado y pasarte un bultito envuelto en papel. El chico se puso a comer de inmediato, devorando la hamburguesa como si llevase siglos sin probar bocado, y te sentiste orgullosa de que ya no se contuviese lo más mínimo en comer cualquier cosa que le apeteciera.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora