<CUARENTA>

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—¿Vosotros no lo echáis de menos? —preguntaste, recordando aquellos tiempos de los que hablabais.

—Yo sí, muchísimo... —suspiró Heejin.

—La verdad, estaban bien. Sobre todo echo de menos los baños de esa discoteca... ¿Cómo se llamaba?

—"Elixir" —contestaste de inmediato, sonriendo al ver como Jimin te guiñaba un ojo—. Parece que han pasado eones desde eso.

—Para mí han sido eones desde luego —murmuró Heejin—. Hace tanto tiempo que no salgo de esta casa que creo que el día que por fin pise la calle mis ojos van a estallar.

—Hermanita, eres un poco dramática. Además, podrías salir si quisieras. Eres tú la que se impone este encierro por amor al arte.

—Lo que echo de menos de verdad... es cogerme un buen pedo todos juntos —dijiste para alejar el tema de que Heejin no saliese de casa, ya que la rubia no le había contado a su hermano sobre sus problemas de placenta para no preocuparle.

—Eso se puede solucionar, preciosa —comentó Jimin, sonriendo de forma pícara.

El pelirrojo se levantó y se dirigió a la cocina inmediatamente. Al cabo de un rato, mientras Heejin y tú os encontrábais inmersas en un duelo de pulgares la mar de emocionante, Jimin volvió con una botella de líquido transparente, un brick de zumo y tres vasitos.

—El zumito para la embarazada —anunció el chico, llenando el pequeño vaso y pasándoselo a su hermana, que le sonrió agradecida—. A Hana, como sé de sobra que le van las emociones fuertes, alcohol hasta los topes.

—Jamás te he querido tanto como ahora, Jiminah —murmuraste con los ojos fijos en el líquido que el chico echaba en tu vaso.

—Y para mí, como soy un chico responsable, mitad y mitad.

Los tres brindasteis, haciendo aquello de apoyar el vaso en la mesa en cuanto os bebisteis los chupitos de una vez; aunque con el ritmo que llevabas dudabas mucho que aquella especie de tradición te fuese a servir mucho para follar, teniendo en cuenta la sequía que arrastrabas.

Desde el día que Jungkook y tú estuvisteis a punto (tan a punto que todavía te notabas humedecer cuando lo pensabas) llevabas evitándole todo lo que te era posible. El único momento en el que os veíais era en el "cambio de turno" para cuidar a Heejin, porque eso de pasar más de cinco minutos juntos te ponía de los nervios, y por lo visto a Jungkook le pasaba lo mismo que a ti, porque ni te miraba.

Había pasado una semana entera y aun así te seguías sintiendo agitada, y lo que es peor: deseosa. Porque lo quisiste en ese momento y lo seguías queriendo, pero eso no podía pasar. Pensar en Jungkook todavía te dolía, y el estar cerca de él se estaba convirtiendo en algo normalizado para ti de nuevo. No te podías arriesgar a volver a caer por él después de comprender que Jungkook jamás había estado enamorado de ti, que jamás te había querido como tú a él...

—Poned un poco de música por favor, me estoy deprimiendo mucho... —mascullaste, terminándote el tercer chupito.

—La pongo si bajas el ritmo un poco, preciosa.

—Jimin, deja ya de tirarle ficha por el amor de Dios —le reprendió su hermana, arrugando el ceño—. De verdad que no aprendes...

—¡No estoy haciendo nada! Siempre la llamo preciosa —se defendió el pelirrojo.

Los hermanos se pusieron a discutir y ni te inmutaste; Heejin tenía más carácter del normal y saltaba a la mínima últimamente, así que te levantaste y pusiste la música tú misma.

En cuanto estuviste de pie, aquellos tres chupitos parecieron hacer efecto de una vez, dejándote completamente mareada. Fuiste dando tumbos hasta el altavoz y pusiste la lista de reproducción de Heejin. Lamentándote al instante de haberlo hecho, porque sus canciones eran lentas, románticas y te hacían deprimirte todavía más.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora