<CUARENTA Y CINCO>

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Llegabas tarde, eras perfectamente consciente, pero tampoco era tu culpa.

Habías pasado por el apartamento de Yoongi creyendo que el chico se encontraría viviendo entre paquetes de ramen vacíos, pero como pudiste comprobar una vez te adentraste en su piso, la casa estaba completamente impoluta. Incluso en el frigorífico habían tuppers con comida casera etiquetada... Extraño como poco.

Al final, en vez de estar cuidando a tu amigo como tenías en mente en un principio, te pasaste casi toda la tarde interrogándole para saber quién coño le había cuidado en tu ausencia, pero Yoongi (como de costumbre) te ignoró y no soltó palabra al respecto.

Por culpa de que Jin te estuviese pegando su lado cotilla, habías salido a las tantas del piso de Yoongi, así que habías tenido menos de veinte minutos para arreglarte y para salir pitando al club en el que habías quedado con los hermanos Jeon.

"Joder qué raro queda dicho así".

Pensabas que aquello no tenía porqué salir mal. Es decir, Jaewon y tú habíais ido creando poco a poco una relación de amistad los últimos cinco meses porque, después de enterarte de los motivos por los que se fue, te sentías incapaz de seguir odiándole y culpándole por lo sucedido. Y por otra parte estaba Jungkook... y él y tú... bueno, todavía era un poco complicado definir nada de lo que pasaba entre vosotros. Lo importante era que si te llevabas bien con los dos por separado, obviamente sería aún mejor estando los tres juntos, ¿no?

"Ni yo soy tan ilusa como para creerme eso...".

Apretaste el bolso de mano contra tu pecho fuertemente, intentando parar un poco el nerviosismo que te atacaba de repente. Aquello había sido una mala idea, no deberías de haber invitado a Jungkook o no deberías de haber aceptado salir con Jaewon, pero no podías seguir haciendo como si no hubiera pasado nada. Te tocaba sacar pecho, hacer como si fueras más fuerte de lo que realmente eras y apechugar con aquella desastrosa noche.

Al momento que el guarda de seguridad te dejó pasar y diste el primer paso al interior del club, supiste que no te iba a ser difícil encontrar a los Jeon a pesar de que el local estaba abarrotado. Simplemente debías seguir la dirección de las miradas de la mayoría de las chicas que se encontraban allí.

Tu tarea de encontrarles fue tan fácil como parecía porque, efectivamente, los hermanos atraían la atención femenina como si fueran dos tarritos de miel fresca en medio de un bosque lleno de osos. Y cuando tu mirada se cruzó por fin con ellos, tú misma te sentiste como un osito más.

Jaewon desprendía ese encanto y seguridad naturales, y vestía de forma impecable, como siempre. Pero tu atención no se centró en él por más de un segundo, Jungkook se encargó de que así fuera. El chico vestía más formal que de costumbre: pantalones de pinza negros, camisa negra entreabierta y americana (negra también, para no variar). Su pelo largo parecía un poco engominado porque se repartía en mechones ligeramente ondulados que caían a ambos lados de su rostro. El punto añadido se lo daban los numerosos pendientes de sus orejas y la expresión seria que mostraba.

Tardaste un poco en volver al mundo real después del repaso que le habías dado a Jungkook, pero es normal, te sentías cegada por tanta belleza...

De repente, el body de encaje combinado con la falda de cuero sintético que habías elegido para ponerte esa noche te parecieron una soberana mierda en comparación.

Caminaste ligeramente insegura hacia ellos y te situaste junto a Jungkook sin que este pareciera verte; sin embargo, Jaewon sí que te vio, porque sonrió al momento enseñando toda su dentadura.

—Hana, que bien que hayas llegado.

El mayor se acercó inmediatamente a tu posición y se agachó un poco para darte un abrazo que correspondiste torpemente, sonrojándote sin querer.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora