<CUARENTA Y TRES>

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(JUNGKOOK)

Si seguimos a este ritmo me voy a morir...

Hana se ha dormido (gracias al cielo) y estoy muerto, muerto... Ahora sé lo que deben sentir los zombis. Es como si mi cuerpo estuviese entumecido, no sé muy bien lo que hago o lo que digo. Lo único que me falta para terminar con la transición y comer cerebros de una vez, es que Hana se despierte de repente y quiera volver a hacerlo.

Llevamos dos días sin parar, y podría quejarme diciendo que estoy cansadísimo, que no he dormido una mierda y que si sigo a este ritmo mi polla va a acabar por despegarse de mi cuerpo y buscar otro tío más tranquilito al que acoplarse. Pero en cuanto veo a Hana, claro, ni mi cuerpo ni mi polla piensan en lo cansado que estoy.

Me revuelvo un poco en la cama y veo como duerme completamente tranquila. Ni se ha molestado en ponerse el pijama después de la última vez que lo hemos hecho. Si hiciese frío, se lo habría puesto yo mismo; no sería la primera vez. Pero sé que está bien tapada solo por su sábana de Batman... Porque sí, esas son las sábanas de su cama.

Me río un poco sin querer al ver el contraste entre sus pechos desnudos y el logo del caballero oscuro, pero así es Hana: una mezcla de cosas que no logro entender del todo; que me fascina sin saber porqué.

Mientras veo como sus pequeños labios se abren un poco para coger aire, sonrío. Y cuando respira pesadamente y se gira, me fijo en como deja sus antebrazos pegados a su cuerpo. Sus mechones cruzan su rostro, su pecho baja y sube de manera delicada al ritmo de su respiración... Y sin querer me empalmo, otra vez...

A esto es a lo que me refiero, mi cuerpo ha cedido la soberanía de mis funciones a Hana y a mí ni caso.

Me levanto y me pongo los calzoncillos (que encuentro tirados a los pies de la cama), los pantalones de chándal y ando un poco por la habitación para dar tiempo a que mi amigo se relaje.

La habitación de Hana es tal y como ella, una mezcla de cosas que no pegan entre sí, pero que captan tu atención al instante y que, cuando te fijas, te dejan boquiabierto. Lo primero que miro, son las estanterías repletas de mangas, comics y figuritas. Su escritorio es un amasijo de hojas llenas de dibujos, y ni me atrevo a meter la mano, porque Hana (a pesar de ser desordenada) sabe perfectamente cuando tocas cualquiera de sus cosas, y no me quiero arriesgar a tener una pelea con ella ahora mismo por meter las narices donde no me llaman.

En una esquina de su cuarto tiene varios objetos rectangulares cubiertos por papel marrón. Por el tamaño y la forma supongo que son lienzos. Encima de estos, me encuentro algo que me hace sonreír: el conejito de peluche que le regalé en Busan. La muy idiota no lo ha tirado...

"Si es que es monísima cuando quiere...".

El premio gordo de cosas interesantes y extrañas que tiene me lo encuentro al mirar atentamente junto a la estantería. Hay varios marcos, medio tapados por una bandera pirata gigante (el porqué de esa bandera lo desconozco) y cuando leo lo que pone, la miro boquiabierto.

"Son diplomas de danza clásica... De danza... clásica... ¿Qué coño, noona? ¿En serio?".

De verdad que esta chica es un caso aparte...

La pequeña luz de la lamparita (de totoro) sobre su mesita de noche está encendida, por lo que puedo ver que frunce el ceño un poco. Lo único que me faltaba ya es que pudiera leer mis pensamientos, y esté ofendida porque haya visto sus diplomas. Pero entiendo que eso no es así cuando se remueve un poco en la cama, ligeramente agitada.

—J-jung..kook... —murmura casi gimoteando.

Me acerco a la cama a toda prisa y acaricio un poco su mejilla.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora