<CUARENTA Y OCHO>

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Hana... ¿No hay ningún chico que te guste? ¿Me lo dices en serio?

—Sí...

—¿Pero cómo va a ser eso posible? Estás en edad de...

—Mamá, que no; para ya.

—Con esa actitud desde luego que no vas tener novio pronto...

—Pues mejor para mí, ¿de qué me sirve tener novio de todas formas?

—Cariño... ¿De verdad que no hay nadie nadie que...?

—Que no.

—Bueno, vale... Dime al menos cómo debería ser el novio de tus sueños.

—Mamá, en serio... creo que a veces te pasas con el romanticismo sin sentido.

—Solo piénsalo, venga. Hazle ese favorcito a tu madre.

—Pues que mida dos metros, esté buenísimo, tenga tres mansiones en la toscana...

Hana, estoy ya de tus bromitas hasta la coronilla.

—Es que no lo sé, mamá. ¿Por qué me haces pensar en esto de todas formas?

—Venga, esfuerzate un poquito y piensa, por favor...

—Pues... a ver... Supongo que lo más importante es que sea como un amigo; ya sabes: compartir hobbies, ver pelis, poder reírnos hasta llorar... Ah, y nada de caballeros que te dejan ganar a algo porque seas su novia, eso lo odio.

—¿Algo más?

—Mmmm... supongo que me vendría bien alguien que pudiese orientarse; ya sabes cómo soy yo.

—Lo sé, hija, lo sé.

—También alguien a quien poder coger de la mano cuando tenga miedo, ¿sabes? Que no haga falta más que eso, sin tener que pedirle ayuda; que solo con coger su mano me sienta segura. Alguien... que me entienda sin que hagan falta palabras. Alguien igual a mí, pero que al mismo tiempo tenga todo lo que yo no tengo... Y, bueno... E-esto a lo mejor te suena tonto, pero... que cuando le mire a los ojos, lo escuche.

—¿Escuchar? ¿El qué?

—Mi corazón, repiqueteando. Eso debería valer para avisarme, ¿no?

Sacudiste la cabeza, y te encontraste en el centro comercial. Esa conversación había venido a ti de repente, y no sabías muy bien el motivo de que aquel recuerdo hubiese vuelto de la nada: el recuerdo de esa conversación que tuviste con tu madre poco antes de ir a Japón por primera vez. Te reiste al tiempo que arrastrabas el carrito, con toda la parte superior de tu cuerpo encima de este, pensando en lo inocentona que eras mientras Hobi seguía cotorreando de cosas que no te interesaban una mierda.

Ese era el día en que Heejin y Namjoon volvían a casa por fin después de la temporadita en el hospital, y a tu amigo le había parecido una idea geniaaaaaal hacer una fiesta de bienvenida del bebé... Claro, seguro que Hobi estaba tan entusiasmado porque él había podido dormir como una persona normal, se había podido duchar regularmente, había comido comida decente... pero tú estabas en las últimas. Después de todo el lío del hospital, pensabas cogerte la baja, eso seguro.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora