Tras subirte las bragas, Jimin volvió a agarrarte de la cintura pegando sus hinchados labios a los tuyos.
Esos labios que sabían a gloria.
Sabías perfectamente que si te permitias seguir ahí, pegada a esa boca con sabor a ron, querrías repetir, y la noche era joven todavía, así que te separaste de él con esfuerzo.
—¿Nada de segunda ronda hoy? —preguntó al verte salir del cubículo del retrete.
—Jimin, acabas de correrte como un poseso; creo que no debe ser bueno para tus huevos pensar siquiera en volver a follar.
—Es mi polla la que lo pide, preciosa.
—Qué romántico —dijiste con sarcasmo, acercándote al lavabo—. ¿Así conquistas a las mujeres?
—A ti no te tengo que conquistar, eso facilita las cosas. —Emitiste un murmuro de aceptación por sus palabras mientras se acercaba al lavabo contiguo al tuyo para asearse un poco tras vuestro encuentro—. Por cierto, mañana tienes turno.
—Joder, Jimin, ¿de verdad vas a sacar el trabajo ahora?
—Da gracias a que a pesar de ser una irresponsable sigues pudiendo trabajar ahí.
—Eso es porque se la chupo al hijo del dueño. —Jimin comenzó a reír mirándote a través del espejo del baño.
—Y qué bien lo haces, preciosa —aseguró relamiéndose los labios.
El sexo esporádico con Jimin se había convertido en una especie de salida a tu frustración. Toda esa historia empezó a la semana de comenzar a trabajar en la cafetería.
Una noche estabais todos tomando unas copas después del trabajo; te resultó adorable la manera en que Jimin se reía del chiste de un compañero hasta casi caerse de la silla, y lo siguiente que supiste es que estaba metiéndotela hasta la campanilla en los baños del aquel bar.
Teníais una larga historia con los baños.
—Mi hermana me ha dicho que has terminado el cuadro... —dejó caer al momento que salisteis.
—No me apetece hablar de eso.
—A ti nunca te apetece hablar de nada. Empiezo a creer que solo me quieres porque sé satisfacerte.
—Crees bien —murmuraste sonriente.
La música a todo volumen retumbó en tu estómago al momento que caminabas hacia la barra. Las piernas todavía te temblaban levemente por culpa del orgasmo que acababas de tener, así que te sentaste en un taburete, pidiendo dos copas de ron cola al camarero.
—He avisado a los chicos por si se querían pasar —dijo casi a gritos en tu oído.
—Bi tiene una audición mañana, así que olvídate de él —respondiste a gritos de vuelta.
—Ya me lo dijo.
—Y tu hermana tiene ese almuerzo con tus padres, ¿no? —Jimin puso una mueca exagerada de aburrimiento y asintió—. ¿Eso quiere decir que no piensas ir?
—Ni por todo el oro del mundo. Mi hermana hace el papel de hija sobresaliente por los dos.
—¿Entonces quiere decir que nos toca estar solitos toda la noche? —preguntaste acercándote a él de manera provocativa.
—Si llego a saber tus intenciones sí, pero creo que Tae y Jin se pasarán con mi amigo; ya sabes, el chico nuevo. Les he avisado antes —explicó. Emitiste un chasquido con la lengua, exteriorizando una falsa decepción.
Ya habías oído hablar de ese chico nuevo; tus compañeras en la cafetería se habían encargado de cotillear largo y tendido sobre él en tu presencia. Igualmente dudabas de que te atrajese tanto como lo hacía con ellas ya que tu gusto para los hombres solía ser bastante alejado de lo común.

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Crybaby
FanfictionHace unos cinco años te lo hubieras creído: esa gilipollez de las campanas sonando en tu mente al mirar al amor de tu vida, las mariposas en el estómago, la certeza de que habías encontrado el otro extremo del hilo rojo que rodeaba tu dedo meñique...