<TREINTA Y NUEVE>

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Tenías muchísimo calor, las piernas te temblaban por culpa de la postura estirada que debías mantener, y cuando creías que la cosa no podía ir a peor, una pelusa se te metió en la boca. Te tambaleaste peligrosamente sobre la silla mientras escupías la pelusa, escuchando los gritos alarmados de Heejin de fondo.

—Estoy bien, estate quieta —ordenaste al ver como intentaba levantarse.

—¡Bájate ya de ahí! Te vas a caer...

—Espera un poco más, tengo que ver dónde coño va el filtro...

—Na, por favor, bájate de ahí. Me estás poniendo de los nervios.

—¿Qué pasa? —preguntó Jungkook, pasando a la estancia—. Joder... ya está otra vez con sus locuras...

El griterío de tu amiga no te había dejado escuchar como Jungkook había entrado al piso, y mientras Heejin le suplicaba que te convenciese de una vez para bajarte de la peligrosa posición, al fin, al fin... lo entendiste.

—¡EUREKA! —exclamaste, bajándote de un salto de la silla, sonriendo como en tu vida—. ¡Ya sé qué le pasa al aire acondicionado de la oficina. ¡Por fin! Bueno, me largo a arregarlo. Jungkook, cuida de Hee mientras no estoy.

El aludido asintió por inercia viendo como correteabas por el salón para hacerte con tu mochila.

—Espera, Na. ¿Vas a salir así?

—¿Así cómo?

—Estás... —La rubia te miró de arriba abajo, preocupada—. Estás manchada de pies a cabeza.

—Mira, puedo aparecer en la oficina tapada solamente por un par de cubrepezones y un tanga que Yoongi ni se fijaría, así que no te preocupes. Tengo que irme antes de que se me vaya la inspiración. ¡Hoy por fin arreglo el puto cacharro! Deseadme suerte —pediste sonriente mientras abandonabas el salón.


//🖤//


—¡¿Te crees que estoy yo ahora mismo como para aguantar estos sustos?! —exclamó el peliverde. Murmuraste un "no" con la cabeza gacha.

—Venga, Yoongi... No seas tan duro con ella, bastante mal lo ha pasado —pidió Namjoon, de cuclillas frente a tu cara.

—Estaba con los cascos puestos y aún así he escuchado el jaleo... No sabes el bote que he pegado en la silla —te reprochó con expresión estricta.

—Perdón por asustarle, señor Min. Siento mucho que el incidente de mi cara reventando contra el suelo haya sido una molestia para usted...

Escuchaste como Namjoon se reía ligeramente, sujetando la bolsa de hielo sobre tu cabeza.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó el castaño, con una voz mucho más agradable que la de Yoongi.

—Bien, ya os lo he dicho. Lo único que me duele es el puto pómulo...

—A ver si el golpe que te has llevado en la cabeza ayuda un poco a arreglar lo que sea que pase ahí dentro —espetó el peliverde, cruzado de brazos y observándote molesto.

Apretaste mucho los labios, mostrando lo enfadada que estabas, pero te daba demasiada vergüenza apartar la vista del suelo como para enfrentarte a Yoongi en ese momento.

Si el cacharro no hubiese estado tan pegado al techo, no tendrías que haber subido la silla al escritorio, y si alguien te hubiese avisado de que había una araña enorme reposando dentro (que pensaba subírsete al brazo en cuanto abrieses la tapa del aparato), te podrían haber evitado el estamparte contra el suelo. La verdad, hubiese estado bien que alguien te hubiera avisado...

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora