<CATORCE>

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El final del verano se acercaba y el momento que más temías venía de la mano: el momento de separarte de Jaewon.

A pesar de que todo estaba planeado, te dolía pensar que quizás no os veríais hasta el año siguiente. Habíais decidido que te mudarías a Corea para estudiar allí al menos hasta que Jaewon terminase sus prácticas y pudiese trabajar en cualquier otro lugar.

Esa noche la habíais pasado haciendo el amor hasta quedaros dormidos y cuando abriste los ojos, los de Jaewon te recibieron al instante, seguidos de un pequeño beso sobre tus labios.

—Todavía no me he cepillado los dientes —te excusaste, alejando tu cara de él.

—¿Y eres tan ingenua como para pensar que eso me importa? —cuestionó con una risilla a tu espalda.

El chico apartó la sábana que te cubría y te miró, tal y como hacía siempre, haciéndote sentir como la persona más especial del universo. Volvió a besarte, una vez y otra y otra, hasta que los pequeños y dulces contactos que dejaba sobre tus labios se intensificaron. Justo cuando te encontrabas al borde de pedirle que se dejase de juegos, se separó de ti, así que te quejaste con un pequeño gruñido.

—Cree que yo quiero menos que tú que te vayas, Hana. Pero si tus tíos se despiertan y ven que te has ido...

—Les diré que me he ido temprano a dar una vuelta —contestaste con una sonrisa traviesa.

—Ya es suficientemente malo que te escapases ayer para colarte aquí —te reprochó sonriente.

—Pues no vi que te molestase eso mucho anoche.

—No te iba a echar, obviamente —aseguró, inclinándose sobre ti una vez tenía los pantalones subidos, para besarte, peinándote con sus dedos lentamente.

Con Jaewon te sentías tan querida, tan cuidada, que no entendías cómo habías podido vivir hasta el momento sin él.

—Te quiero tanto —susurraste.

—No sabes lo feliz que me hace que lo hagas —garantizó sonriente, segundos antes de repartir besos por tu cara. Te quejaste dando una suave palmada sobre su brazo y comenzó a reír—. Yo también te quiero...

—Eso está mejor.

—Ahora, ¿qué tal si te preparo algo de desayunar mientras te vistes?

<...>


—Joder, Jungkook; quita de encima, pesas un puto quintal —gruñiste con voz ronca.

Noona, eres una bestia —reprochó el chico a causa del codazo que habías dado en su estómago para apartarlo de ti—. Solo te estaba abrazando, no hace falta que me pegues, ¿sabes?

—Muy temprano para tus quejas de niño pequeño... —murmuraste levantándote de la cama.

—También es muy temprano para que tengas ese humor de mierda —exclamó para que le escuchases con claridad desde el interior del baño.

Te miraste en el reflejo que te daba el espejo y a punto estuviste de soltar un grito. El maquillaje completamente corrido y destrozado, tus pelos una maraña sin orden y las ojeras a la altura de los pies.

"Virgen santa, qué mal me sienta la bebida".

Te internaste en la ducha inmediatamente ya que estabas desnuda, y justo cuando el agua se calentaba y pulsabas el botoncito para que corriese por la alcachofa, Jungkook entró y se quedó parado en la puerta con las manos a ambos lados de sus caderas.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora