Aquella mañana parecías estar dispuesta a asistir a un velatorio más que a una comida con tus amigos, pero por primera vez en la historia del grupo, no eras la única en transmitir ese aura lúgubre. Jungkook y tú pareciais haberos puesto de acuerdo sin querer en el conjunto —negro de pies a cabeza— y en la actitud melancólica que mostrabais. Lo único distinto entre vuestros conjuntos lo llevaba Jungkook; en forma de un gorro de pescador que le tapaba la mitad de la cara.
Al momento que bajabais las escaleras, envidiaste aquel gorro con toda tu alma, puesto que Jin, Hoseok, Jimin y Taehyung te saludaron sonrientes sin parecer darse cuenta que Jungkook estaba ahí también, gracias a que pasaba como parte de la decoración al no mostrar expresión alguna bajo el gorro de las narices.
Te sentaste al pie de las escaleras para esperar a la parejita del año, observando el vaivén del personal de servicio que no paraba de llevar cubertería, ollas, decoración navideña y demases para la fiesta que tendría lugar en tres días.
La casa de los Park era lo más parecido a una mansión que hubieses visto en tu vida. Con sus tres plantas repletas de habitaciones y cuartos de baño, su pista de tenis, su piscina y jacuzzi... Lo más cerca que habías estado de una casa así era la mansión de ensueño de Barbie, y hasta eso te parecía una mierda en comparación.
Los padres de Heejin y Jimin estaban como locos preparando todo el tema de la fiesta y solo los habíais visto el día anterior al llegar, en el que os recibieron con una barbacoa, sonrientes y encantados de conocer a Namjoon por fin.
—¿Se os han pegado las sábanas? —preguntó Jin al momento que Heejin y Namjoon llegaban a vuestra posición.
—Más bien son ellos los que se habrán quedado pegados, mira que caritas de sueño traen —contestó Taehyung con malicia.
—¡Tae! —exclamó Heejin roja de vergüenza.
—Sentimos mucho el retraso, pero ya que estamos todos, vamos a comer, ¿os parece?
La maestría con que Namjoon había esquivado los comentarios te dieron ganas de aplaudir, pero te contuviste al ver como Jungkook empezaba a caminar alejado de todos vosotros, con las manos escondidas en los bolsillos del chaquetón.
Te situaste a su lado mientras tus amigos charlaban entre ellos, visiblemente emocionados por el restaurante pijo al que os disponíais a ir. Según Jimin —que lo repetía a cada rato desde que decidisteis ir a Busan—, era el mejor sitio de ramen de la ciudad. Si bien a ti te parecía una gilipollez dejarse un pastizal por un triste bol de ramen, lo importante era con quién ibas, no a dónde, así que no te quejaste mientras caminabais por una empinada cuesta camino al restaurante de marras.
—Noona, no me apetece ir —soltó de repente Jungkook, parándose a mitad de la cuesta.
—¿N-no quieres comer? —preguntaste jadeando por el esfuerzo físico que te suponía subir por la cuesta del infierno.
—Ahí no.
—¿E-entonces?
—Vámonos.
Miraste hacia el grupo que formaban tus amigos (que ya estaban bastante alejados) y volviste la vista al chico. No podías descifrar qué pasaba por su cabeza puesto que su expresión estaba completamente escondida de tu vista a causa del gorro.
—¿No te apetece comer en ese sitio? ¿Es eso? —preguntaste—. Podemos decirles de ir a otro...
—Noona, no quiero estar con ella... —susurró el chico—. Por favor...
"¿Ahora qué? ¿Qué coño les digo?".
"Me voy con el crío por ahí, no tranquilos id a comer vosotros es que me apetece estar a solas con él ¿Qué si estamos liados? No, nooo, qué locura de pregunta. Solo me lo he follado unas cuantas veces, pero solo eso, nada serio...".
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Crybaby
FanfictionHace unos cinco años te lo hubieras creído: esa gilipollez de las campanas sonando en tu mente al mirar al amor de tu vida, las mariposas en el estómago, la certeza de que habías encontrado el otro extremo del hilo rojo que rodeaba tu dedo meñique...