<VEINTIOCHO>

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Break down, hysteric and young

Uncomfortably numb

Then you sent my pain into oblivion

I was on the verge of breaking down

Then you came around

And not a second too late


Gruñiste, abriendo los ojos poco a poco por culpa de la claridad de la mañana que entraba por la enorme ventana pegada a la cama.

Pudiste apreciar mejor la melodía que se dejaba escuchar en la lejanía y apartaste el edredón de encima, encontrándote vestida por la enorme camiseta negra de Jungkook.

A pesar de lo que pudiera parecer al ver tu aspecto desaliñado y tu falta de ropa, la noche anterior el chico y tú no hicisteis absolutamente nada, al menos no lo que acostumbrabais a hacer normalmente al estar solos. Simplemente te dedicaste a llorar sin descanso hasta quedarte dormida sobre él en el sofá, mientras Jungkook te consolaba silenciosamente acunándote entre sus brazos.

Caminaste ligeramente insegura por el pasillo principal que recordabas vagamente del día anterior cuando llegaste al piso, y seguiste el sonido de la guitarra eléctrica hasta llegar a la cocina.

Ahí, frente a los fogones, viste al chico revolviendo algo en una sartén y cantando.

Te disponías a llamarle, pero no querías interrumpir ese pequeño momento en el que la voz de Jungkook se dejaba escuchar tímidamente por encima de la canción.

De todas las cosas que te sorprendían de esa situación, la que lo hacía más, con diferencia, era la manera en que su voz estaba hipnotizándote. Por si fuera poco con todos los talentos que te había mostrado tener, Jungkook cantaba como los ángeles...

Te quedaste apoyada en el marco de entrada de la cocina, dedicándote a escucharle sin que nada más pasase por tu cabeza en ese momento. Hasta que el chico se dio la vuelta y, al verte, su canturreo paró solo para dedicarte una sonrisa enorme.

—Buenos días, noona.

"¿Puedo levantarme así todos los días de mi vida, por favor?".

—Buenos días, crío —dijiste, notando la voz áspera.

—He hecho de todo para desayunar; come lo que te apetezca.

—¿Eres un cocinitas además de cantante? —cuestionaste con una sonrisilla, sentándote a la mesa repleta de platos.

—¿Me has escuchado? —preguntó, sirviendo un plato de tortitas. Asentiste y el chico se sonrojó al momento—. ¿Te he despertado cantando?

—No, pero no me hubiera molestado si lo hubieras hecho: cantas muy bien.

Jungkook no dijo nada, pero apreciaste como su sonrisa se hacía más grande antes de darte la espalda para ir frente a la encimera.

Te serviste un poco de zumo viendo banquete que tenías delante. Normalmente, por las mañanas no solías comer nada, pero después de que el chico se tomase la molestia de preparar todo aquello, no ibas a despreciarlo. Cogiste un par de tortitas y te disponías a metértelas en la boca directamente, cuando Jungkook volvió frente a ti y te pasó tu móvil.

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