<TREINTA Y UNO>

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If our love is tragedy, why are you my remedy? If our loooooove...

—Hana, coño, para de una vez —dijo Jin en voz alta, para hacerse escuchar por encima de tu voz y del sonido de los altavoces.

El chico se acercó a paso firme y paró la canción que reproducía tu móvil, cruzándose de brazos al momento y observando tus pintas de vagabunda mientras limpiabas el salón.

—¿Qué?

—Hee se ha pirado y tú celebrando, ¿no?

—No estoy celebrando nada... —murmuraste, un poco dolida por la afirmación de tu amigo.

—Estoy harto de todos vosotros, lo digo muy en serio... Nadie me dice nada y al final el que se come todos vuestros marrones soy yo. —Jin parecía enfadarse por momentos a medida que hablaba y como sabías que esa bronca iba para largo, te sentaste en el sofá tranquilamente para que se desfogase a gusto—. Ahora nos hemos quedado sin compañero de piso, y el alquiler no se paga solo. Me tuve que comer ayer el turno de Jungkook porque el niño de las narices no podía permitir que fueses con Jimin a solas a la galería. Jimin me echó la bronca por haberlo hecho. Encima, Namjoon no me contesta a los mensajes preguntándole por Heejin y, ¡oh, sorpresa! La idiota de Heejin tampoco contesta... Harto. ¡Me teneis todos harto!

El moreno se dejó caer en el sofá a tu lado, soltando un largo suspiro y mirando a la nada.

Sabías que detrás de esas broncas, lo que de verdad le preocupaba era lo mismo que te preocupaba a ti, y no era otra cosa que Heejin.

Esa chica tímida a la que conocisteis dos años atrás; aquella que os preparaba la comida antes de que fueseis a trabajar, se acordaba de todas las fechas importantes como vuestros cumpleaños, os cuidaba cada vez que estabais medianamente enfermos... La que os mantenía cuerdos y os obligaba a hacer las paces cada vez que os enfadabais...

Dejaste caer la cabeza sobre el hombro de tu amigo y, tras un rato en silencio, Jin acarició tu cabeza con suavidad.

—Lo siento —susurraste—. Esto es culpa mía, pero lo voy a arreglar.

—¿Cómo piensas arreglar este desastre? Ya sabemos que tú eres más de provocarlos que de arreglarlos, Hana.

Alzaste la vista para dedicarle una mirada de odio y Jin te sacó la lengua. Deslizaste una mano entre su espalda y el sofá y le abrazaste.

Jin y tú manteníais una relación bastante lejana al cariño que os demostrábais en ese momento, pero sabías que Jin necesitaba ese abrazo tanto como tú y por ese mismo motivo lo hiciste; porque no querías seguir fingiendo que no te importaba que el piso se sintiese tan vacío sin Heejin en él.

—Yo sabía que Hee sentía algo hacía Jungkook, y sé que podría haber hecho las cosas de otra manera. Ser sincera desde un principio con Hee y conmigo misma, pero quería negarlo o por lo menos atrasarlo...

—¿Negar o atrasar el qué?

—El deciros que estoy enamorada de Jungkook.

—¿Enamorada? —preguntó el mayor, con un tono más sosegado del que esperabas. Asentiste sobre su hombro lentamente—. ¿O sea que todo este lío no es porque te hayas encaprichado de él?

—Ojalá fuera un encaprichamiento...

—Cuando me dijiste que sentías algo por Jungkookie creía que sería alguna tontería, para ser sincero. No me esperaba que de verdad estuvieses enamorada.

—Pues ya ves —suspiraste—. No sé qué tiene, pero... no he podido evitarlo.

—Entonces estás enamorada...—murmuró el chico—. Mi Hana enamorada... Qué mayor te estás haciendo —Propinaste un leve golpe contra su pecho escuchando su escandalosa risa, y cuando decidió dejar de reir de una vez, soltó un suspiro—. Entonces no tienes que preocuparte, porque si es amor de verdad seguro que todo va bien.

CrybabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora