Audrey Eadlyn Vial Courtois ¿qué demonios estás haciendo?
¿Qué diablos debo ponerme? ¿Dónde mierda va a ser la tal cita?
Parada frente a los vestidos, no tenía ni la más remota idea.
—¿Ha pensado en algo? —pregunto la chica junto a mí.
No me percaté de que tenía el ceño fruncido.
—Es una cita—le dije como si eso contestara a lo que había preguntado.
Después de varios minutos, tres mujeres concentraron toda su atención en atenderme, y ni si quiera sabía que era lo que quería, había varios vestidos colgados enfrente de mí, rojo, azul eléctrico, ocre, rosa y un negro.
—¿Por qué no se los prueba?
—No me hables de usted, Emi—le regañe a la ahora coqueta chica junto a mí—esto tiene que ser meticuloso.
Mire a detalle aquellos vestidos, a simple vista me agradaba el rojo, verde y negro.
Se los señale a las chicas.
—Me probare estos tres—consulte la hora, bien, estábamos con tiempo de sobra—Emi, busca algo lindo para ti—le dije a la chica antes de adentrarme al infierno de probador.
Tres vestidos y sonreí cuando obtuve lo que quería, el resto fue demasiado rápido, zapatillas a juego, lencería.
Emilia a regañadientes acepto que le comprara algo, un hermoso vestido rosa de tul con pedrería, zapatillas a juego y un par de accesorios.
Quizá la estaba presionando un poco, pero, debía entender que a veces, la mayoría de las salidas conmigo al centro comercial serian así de abrumadoras, así que le di a escoger entre acompañarme o dejarme sola.
Escogió, sin duda acompañarme, aunque pareciera que estaba comprando su amistad, en realidad solo la compensaba por esos cuatro meses que me había cuidado.
Regresamos a casa con varias bolsas encima y cajas.
Permanecí en el asiento del copiloto escuchando animadamente las canciones que sintonizaban la estación que Emilia había escogido.
—Ya veo que ir de compras la pone feliz.
—Ese usted—reprendí—y si, sé que sonara muy cliché, pero me gusta esto...cuando estaba en el internado no tenía mucho tiempo para esto, de hecho lo odiaba, desperdiciar demasiado tiempo y esfuerzo en ser una estúpida muñequita de aparador...pero, con lo que me ha contado Travis y bueno...al ver ese enorme armario que tengo y sentir una enorme emoción familiar al haber entrado en ese salón y recorrer las tiendas...bueno...tus pensamientos o al menos los malos...se van—la mire y le sonreí, ella parecía absorta en sus pensamientos—créeme, esto de comprar ropa no es por el simple hecho de comprar, sino pensar en cómo te verás estando dentro de esa ropa y lo bien que te vas a sentir.
Ella sonrió.
—Bueno...estaba abrumada, pero...es algo divertido al final.
—Intentaremos darnos más tiempo después, ahora solo tengo una cosa en mente.
Y esa es un italiano.
—Espero que, sea lo que sea, salga bien—dijo, ella no es tonta, lo sabe, o al menos, lo sospecha.
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Después de tomar una larga ducha, me envolví en la toalla y me dirigí hacia mi closet, Muriel me había ayudado a guardar mis cosas, como una experta sabía dónde iba cada una de ellas.
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MURIENDO POR TI (Libro 2)
RomanceA veces la vida que planeamos no es lo que resulta, por mucho que lo deseemos. Para Audrey, ahora su vida se ha convertido en la de alguien desconocido. Para Leonard, luchar es algo que agota su energía cada vez más. Lo que ambos no saben son las...