CAPÍTULO 31 OTRA DOBLE

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Desperté con una enorme sensación de sequedad en la garganta, me enderece rápidamente, me asuste.

No estaba en ningún lugar que hubiese conocido, era una habitación pequeña y blanca, con pocos muebles, la cama estaba vacía, no había nadie, lo evidente es que estaba desnuda.

Hay no, dios mío, ¿Qué carajos hice?

Salté de la cama como un resorte, busqué mi ropa, estaba en el piso, debajo de ella mi celular, me embroque el vestido y mis tacones, tome mi celular, eran las diez de la mañana, mierda, mierda, mierda, la boda.

Salí de esa diminuta habitación, estaba en un cuarto de hotel, salí a toda velocidad por el pasillo, piqué con fuerza el botón del ascensor hasta que se detuvo, entre rápidamente, sin importar las murmuraciones de las personas que estaban en él, en cuanto las puertas para el Lobby se abrieron corrí hacia la calle principal, mierda.

¿Dónde carajos estoy?

No muy lejos se encontraba la playa, había muchos lugares, restaurantes, y tiendas de suvenires.

Desactive el modo avión de mi celular, miles de llamadas perdidas y mensajes llovieron, ignoré todos, me concentre en buscar el número de Jade y llamar.

—¿Dónde carajos estas? —chilló con fuerza en mi oído.

—No lo sé...apenas desperté, no sé dónde estoy—bramé nerviosa.

—Muy bien, muy bien, respira, enciende tu GPS y mándame tu ubicación—con dedos temblorosos hice lo que me decía—bien, no estás muy lejos del bar, iré enseguida.

Caminé un poco en la misma calle, encontré una farmacia, que suerte, pedí una pastilla del día después, la pequeña mujer me escrutó con los ojos y después me dio una caja con la tableta, pagué con el único billete que llevaba encima, metido audazmente en la funda de mi celular, me dio una nota y un par de monedas.

Camine un par de pasos más, tragándome discretamente la pastilla, me metí al primer lugar que encontré, que era la tienda de suvenires, me relaje un poco observando las cosas, al cabo de treinta minutos Jade llego en su auto.

—¿Qué demonios paso a noche? —dijo en cuanto subí al auto.

—No lo sé yo... yo hice algo y luego... luego vi a Leonard y—me llevé las manos a la cara.

—¿Ady que demonios hiciste? —gruño aferrando el volante—¿acaso esta Leonard aquí?

—Baile con un tipo... de nombre Theo, la verdad es que estaba muy tomada y molesta, Theo compro un poco de... éxtasis y ...

—Aguarda un momento ¿Qué dijiste? ¿me estas tomando el pelo?

—¡No! carajo—chillé—me pregunto que si quería y... y le dije que sí, de...después de eso, solo vi a Leonard, era él, te lo juro, lo vi... sé que fue una reacción de la droga.

Resoplé.

—Pero amaneciste en el cuarto de alguien más—apunto Jade por lo bajo.

—Si—sonreí sin ganas—como amanecíamos antes.

Jade negó con la cabeza y soltó una carcajada.

—Tal como en los viejos tiempos—gritó emocionada.

—Sí, pero sin drogas—reproché.

—Ve el lado bueno, es tu primera vez, no fue tan mal.

—Ya cállate.

Permanecimos un poco en silencio, me recosté en el respaldo del asiento.

—Entonces...

—Entonces—combine.

MURIENDO POR TI (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora