CAPÍTULO 3 TRAVIS SILVIAN VIAL

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¿Cómo puedes hacerte esto?
¿Cómo puedes hacerte esto?

Repetía una y otra vez mi mente. 

Pero ya había tomado mi decisión, yo era el culpable de toda esta desgracia, había metido al enemigo a mi casa, mi cama, a mi vida. 

Un enemigo con la mascara de un corderito inocente que se había logrado filtrar de tal manera que nunca lo vi venir, era una verdadera deshonra para mí. 

Debía enfrentarlo de una buena vez, ¿Cómo salir de este lugar sin que me vieran?
me levante de la cama y tome una ducha, debía salir de este maldito cuarto, enfrentar a ese bastardo para que no le hiciera daño a mi familia y encontrarla a ella. 

Libby había huido y la rabia me carcomía.
Mark Bell seguramente la estaba ocultando ¿Cómo derrocar a ese maldito buitre?
había sido uno de los mejores amigos de mi padre y un destacado cliente de Vial Corporation para sus resorts, pero eso ya no tendría importancia, era solo un cliente más, un cliente que quería derrocar a los Vial y no entendía muy bien cuál era su causa, claro eso era en un principio, pues bien, me había silenciado todo este tiempo, le di ventaja, pero ahora ya no. 

Mi investigación privada había dado con éxito en el blanco, encontré su punto débil y ahora estaba respaldado por la policía, por la detective Lefonte. Bastaba solo encontrar a Libby para completarlo. 

Me vestí rápidamente, unos jeans y un cuello de tortuga y una chaqueta, salí de mi cuarto, llaves y celular en mano, llamé a Lefonte. 

—Detective Lefonte—contestó al segundo timbrazo.

Mi ama de llaves se quedó petrificada en cuanto me vio salir completamente decente, le hice una seña de que se callara.

—Estoy a punto de salir hacia la estación.

—Esperábamos su llamada hace dos semanas—me dijo. 

—Lo sé, no podía salir, mi hermana no esta aquí, no corre peligro.

—Bien, lo veré en media hora—y colgó. 

Lefonte era, una mujer interesante, la hubiese querido conocer antes. 

Se que no había vivido un infierno en mi matrimonio, pero ella se había guardado todo hasta el último momento, el gancho final. 

Libby Bell apareció en mi vida de manera oportunista, ahora me daba cuenta. Su padre me había citado en uno de sus resorts de Montreal, Nathaniel se había dado cuenta del descenso de sus compras, sabía que era demasiado importante, la empresa no estaba en su mejor momento y que retirara sus compras no era un abuena noticia. 

Mark Bell manejo perfectamente sus cartas, no encontraba marido a su hija, yo era uno de los mejores solteros de Montreal, un candidato perfecto, o me casaba con su hija o retiraba sus ingresos. Era una estupenda idea, no tenía mucho que perder, nos divorciaríamos después, quizá, pero cuando Libby Bell entró al restaurant con su cabello rojo y su cuerpo flameante, caí como un completo animal. 

Libby termino siendo todo lo que no esperaba, era, aparentemente, una buena mujer, siempre en casa, gastaba solo lo necesario, nunca me dio otra impresión, salía para comer con sus padres...hasta que supe de que iban esas salidas, no era para ver a sus padres, era para encontrarse con su amante, Darién Rinaldi.   

Salí de la casa sin dificultad, los guardias no se encontraban, estaban resguardando la casa de mis padres y la empresa, llegarían a las diez por mi para llevarme a la cita terapéutica de hoy.
Arranqué y conduje hasta la estación, Lefonte tenía bajo su resguardo toda la información, tanto del caso de Darién Rinaldi con como el de Libby Bell, si algo me pasaba, bueno, ella sería la encargada de proporcionar toda la información necesaria a mi hermano, incluso en un poder extraordinario a Dómine, aunque ahora, debía cambiar mis prioridades.  

MURIENDO POR TI (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora