Cuando llegué a mi edificio, todo mundo se sorprendió de verme, lo peor es que ahora no vengo solo, sino que tengo a mis espaldas tres hombres imponentes con cara de pocos amigos. Dante se quedó resguardando el Castelo.
Mi personal dudó un poco en darme los buenos días.
—Buona giornata—dijeron al unísono las chicas de recepción, estaban algo aturdidas, igual que el resto.
Les devolví el saludo.
La sede napolitana de Prometheus no había recibido mi humor de perros hace unos meses atrás, así que aún me saludaban como el jefe flexible y respetable que era.
Mi padre solía decir que a los empleados se les debía tratar con mano dura para que ninguno quisiera treparse a tus barbas, para él, nuestro personal era como esclavos.
—Son unos perros—decía—y deben tratarse como tal.
Me subí al elevador, junto con los tres escoltas, sin embargo, justo antes de que las puertas se cerraran una chica trastabillaba con diversos papeles en los brazos.
—¡Attesa! —(¡Espere!)
Interpuse mi mano, al tiempo que la chica chocó con las puertas, se metió a empujones.
—Grazie, signore—(gracias, señor), dijo sofocada.
—Non è niente—(no es nada).
Al parecer era nueva, una pasante, portaba su gafete colgando en la espalda. Lucia Conti. Pasante de ingeniería de aprendizaje automático.
—¿Estas en ingeniería de software?
Lucia me miró a hurtadillas.
—Si—dijo apenas.
—¿Qué es lo que llevas? —apunté hacia la pila de documentos que llevaba.
—Es un anteproyecto.
—¿Para cuál servicio?
Volvió a mirarme a hurtadillas, algo desconfiada.
—Servicio de mensajería.
—Hum... ¿plataforma o sistema?
—¿Acaso es un inspector? ¿o por qué la pregunta?
Escuché a uno de los hombres exclamar con incredulidad. Lucia no sabía quién era.
Sonreí con calma.
—Curiosidad—me encogí de hombros.
El piso de software estaba cerca, ¿debería darme una vuelta?
Lucia se sintió quizá un poco abrumada y se replegó hacia las puertas, bien, la dejaría en paz, quizá tenga muchos más pendientes como para hablar abiertamente para un desconocido, que encima llevaba tres escoltas.
Las puertas se abrieron y Lucia corrió hacia el pasillo, me quedé mirando por un momento los alrededores, justo antes de que las puertas se cerraran, me lo pensé mejor.
—Pasaremos a visita—les avisé a los escoltas.
Caminé por el "Túnel" como le llamaban aquí, pues la forma que el techo tenía lo asemejaba bastante, pero era solo porque no quería que hubiese cables por doquier, aun así, filas de analistas, ingenieros, etc., se paseaban de aquí hacia allá.
—¡Señor Dómine! —exclamó el supervisor... Mauro, Mario Mauro.
—Mauro—asentí hacia él—veo que están muy ocupados.
—Disculpe no tener una presentación, no lo esperábamos—comenzó a ponerse nervioso.
Mi padre hubiese explotado de rabia al ver que ninguno estuviese listo para cuando lo viera entrar, era ridículo.
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MURIENDO POR TI (Libro 2)
RomanceA veces la vida que planeamos no es lo que resulta, por mucho que lo deseemos. Para Audrey, ahora su vida se ha convertido en la de alguien desconocido. Para Leonard, luchar es algo que agota su energía cada vez más. Lo que ambos no saben son las...