CAPÍTULO 21 CENA DE SORPRESAS

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Retorcí mis dedos una y otra vez, era algo que no hacía ya hace mucho tiempo, pero la verdad es que estaba nerviosa.

—Trata de respirar—susurró Leonard en mi nuca.

Su aliento no hizo más que erizarme los vellos.

—No ayudas para nada.

Termine por ponerme el vestido esmeralda, que era más adecuado para esta ocasión. Ahora estábamos de camino al departamento de Nathaniel, concluyó diciendo que era una cena algo formal, ¿Qué quería decirnos?

Lo peor era que me sentía un poco mal por la sorpresa que había preparado Leonard para esta noche.

—Siento que no hayas podido realizar tu sorpresa—revolotee las manos en el aire.

—Podemos hacerla otro día—contestó colocando su brazo tras de mí, abrazándome—pero por favor, tranquilízate.

—Es que... creo que es la primera vez que todos van a estar juntos...mis padres, mis hermanos, mi abuela, incluso tú, es como... como una cena de navidad sin serlo...

Él me apretó más junto a él.

—Si te dijera que ya estuvimos juntos, incluso con tus amigas, ¿te sentirías más tranquila?

—¿Es eso cierto? —pregunte demasiado impresionada.

¿Toda mi familia junta?

—Sí, conociste a mi madre.

¿Conocí a su madre?

Oh dios, ¿Cómo será? ¿se parecerá a él? ¿le caí bien?

—Hum—sopese—en ese caso faltaría tu madre también.

El auto se detuvo.

—Bien, llegamos.

Contuve el aliento, me mordí el labio, pero salimos del auto.

Leonard me daba caricias en el dorso de mi mano con su pulgar, mis dedos estaban enganchados en su mano.

—Hace un poco de frio ¿no? —pregunto antes de entrar al edificio.

Me encogí de hombros.

—Digamos que estoy acostumbrada al frio—suspire—llevo años viviendo en el frio—susurre.

Mis primeros años los pasé en Francia, Paris para ser exactos, hasta que mis padres decidieron que les estorbaba en casa y me mandaron al internado, los casi interminables años en el internado de Provenza, pasé también algún tiempo en Suiza y un par de años en Rusia, pero mis estancias siempre habían estado rodeadas de nieve, frio que atravesaba el hueso.

El ascensor se detuvo en el pent-house de Nathaniel, nos adentramos a este, se escuchaban algunas voces y un poco de música por lo bajo.

—Todo saldrá bien —susurró Leonard, contuve el aliento.

—Por fin llegan—hablo mi abuela, estaba recostada en un sofá con una copa en la mano.

—Abuela—chisté adelantándome hacia ella y dándole un beso en la mejilla.

—Hija—ahora fue la voz de mi madre.

Me giré sobre los tacones y vi a mis padres charlando con Carlo y una mujer rubia, tenía el cabello suelto y vestía un bonito vestido de terciopelo azul, sencillo, aunque podía deducir que era de Versace, su rostro me era conocido.

Mi madre extendió una mano llamándome, dude un poco, pero cedi, la había visto solo un par de veces desde que "desperté"

—Te ves hermosa, hija—dijo sonriendo anchamente, claro había alguien ajeno, por eso se comportaba de esta manera, suspire.

MURIENDO POR TI (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora