Había poca luz.
O eso es lo que pensé.
Me removí un poco y me di cuenta que estaba en la cama.
—Se despertó—alguien susurró.
Me senté en la cama, intentando despabilarme, cuando me di cuenta de los rostros que estaban cerca.
Mi madre se coló en la cama tomándome del rostro.
—Eadlyn ¿cómo te sientes?
—A... estoy bien, ¿me desmayé?
Ni siquiera me había dado cuenta.
—Sí, cariño, afortunadamente tu padre estaba ahí.
Solté un suspiro.
Nada había sido un sueño.
—¿Dónde está Leonard?
Mi madre miró hacia atrás, donde Gianna, Jade y mi nana se encontraban, todas se miraron unas a otras, las mejillas me picaron.
—¿Do...dónde está Leonard?
—Lo lamento, cariño, pero, no pudieron hacer nada...
—¡¿Qué?!
—Él te amaba muchísimo—dijo mi nana.
—Lo único que quedó de él fue su dedo—terminó Gianna.
—No, no, no....
Me levanté sofocada.
—Calma, clama—la voz de Jade me guio. Me tomó por los hombros y me sacudió un poco, la tomé de sus brazos—tranquila, fue una pesadilla.
Miré a mi alrededor, solo estábamos las dos, en mi cama.
—¿Dónde esta Leonard? —chillé jadeante.
—Tranquila... él está bien, esta con Dante, fueron a la policía, pero no sé porque...
Cerré los ojos.
—Jade, no puede haber ningún momento en paz—las lágrimas me picaron.
—Ya, ya—se acomodó cerca de mí, me pasó un brazo por la espalda—toda esta mierda se acabará.
—No puedo—sorbí la nariz—no puedo traer a mi bebé así, Jade—comencé a sollozar con más fuerza—no puedo...
—No, Ady, no digas eso, tienes que ser fuerte para tu bebé, no puedes caer.
Sollocé aun un poco más.
—¿Qué paso con los demás?
—Gianna hizo que acompañaran a Kimi y a Michelle hasta sus casas, se quedaron un poco perturbados, pero creo que estarán bien. Tus padres están con Madeleine, no tengo la menor idea de lo que hacen, Muriel bajó para hacerte algo en la cocina, tampoco me dijo que. Nathe y Carlo... tampoco sé dónde están—soltó un suspiro—en fin, me quedé contigo... el bebé se ha movido bastante, estuve contándole un par de cuentos que me sabía, hasta que te comenzaste a mover... fue una pesadilla ¿no?
—Si...
—Ady... ¿Qué viste?
—No creo que este bien decírtelo.
—Escucha, así podemos compartir la carga.
Me lo pensé un buen rato.
—Había... había un—trague—había un dedo en la caja.
Mi amiga omitió un grito, solo abrió los ojos con espanto, pero no soltó ninguna blasfemia.
—Vaya regalito—dijo al fin—¿ti... tienen idea de quien se podría tratar?
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MURIENDO POR TI (Libro 2)
RomanceA veces la vida que planeamos no es lo que resulta, por mucho que lo deseemos. Para Audrey, ahora su vida se ha convertido en la de alguien desconocido. Para Leonard, luchar es algo que agota su energía cada vez más. Lo que ambos no saben son las...