Dos semanas después.
Hum, me duele, pero algo me decía que debía despertarme.
Obligué a mis ojos abrirse, la visión era borrosa, casi tortuosa, volvía cerrarlos con fuerza y después volví abrirlos.
Esta vez podía ver un poco más, enfoqué un punto lejano, montones de ropa sobre mi sofá blanco, sofoque un bostezo, enderecé poco a poco con mis brazos, la sabana se deslizo sobre mi espalda, le eche una miradita al reloj de la mesita, seis en punto.
Me debatí entre bajar a entrenar un poco o con la sesión exhaustiva de anoche tenía más que suficiente.
Debes descansar, Audrey.
Ya había pasado dos semanas desde que Leonard y yo nos casamos, había tomado la decisión después de la conversación con Travis, no podía aplazarlo más, no quería separarme de Leonard, pese a todo, quería estar con él.
Tenía pocas opciones, arrinconar al juez que había casado a Nathe y Carlo o buscar una capilla legal, afortunadamente internet me dio la respuesta indicada, hice una cita y pagué por adelantado, ya nada importaba, había tomado mi decisión. Travis tenía razón hasta cierto punto, no podía seguir jugando por ahí, debía agarrar las riendas de todo y madurar de una buena vez.
Aunque nuestro matrimonio estaba en total y completa confidencia, no podía evitar el hecho de las habladurías y las sospechas, Muriel y Raphael sospechaban que algo había sucedido entre nosotros, deslizándonos juntos, a veces durmiendo en la villa y otras veces en el pent-house, pero siempre juntos.
Y por supuesto las sesiones de sexo no paraban, Leonard estaba más que feliz todo el tiempo y si antes se la pasaba complaciéndome en todo ahora lo hacía con mayor empeño.
No era que me quejara, pero ya estaba exhausta.
Decidí levantarme y salir a nadar un poco, era demasiado temprano, pero debía quitarme el cansancio y distraerme de aquel cuerpo tentador desnudo en mi cama.
Me deslice en puntillas hasta mi armario para colocarme un conjunto y tomar mi toalla.
Tomé mi celular y salí de mi habitación como un gato.
Bajé a saltitos hasta la parte trasera de la casa, subí un poco la temperatura de la piscina y mientras esperaba revisé los mensajes pendientes.
Había dejado una conversación pendiente con Jade, así que comencé a mandarle un mensaje, era muy temprano, pero Jade siempre contestaba a no ser que estuviera en otro lugar.
Regule la temperatura y escuche una llamada entrante, era ella.
—Buenos días señorita ocupada —me burlé.
—Lo siento de verdad, pero anoche llego Bruno y ya sabes...
—Entiendo, entiendo... entonces ¿Qué era lo que querías decirme?
—¡Me voy! —grito emocionado, tanto que tuve que alejar el celular de mi oído.
—¿A dónde y cuándo?
—A mi casa, iré a México, Bruno vino para conocer a mi familia.
—Oh, no sabes cuánto lo compadezco —ambas soltamos carcajadas —entonces... ¿así de formal están?
—Bueno, él ya me presento con su familia, y al parecer las cosas entre nosotros están muy bien, en dos días será el cumpleaños de mi abuela y la boda de mi prima Esperanza, así que es motivo de festejar.
—Oh, que hermoso, le enviare un regalo, hace mucho que no la veo.
Jade hizo una pausa.
—Deberías venir.
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MURIENDO POR TI (Libro 2)
RomanceA veces la vida que planeamos no es lo que resulta, por mucho que lo deseemos. Para Audrey, ahora su vida se ha convertido en la de alguien desconocido. Para Leonard, luchar es algo que agota su energía cada vez más. Lo que ambos no saben son las...