CAPÍTULO 20 ALIANZAS

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—¿Dónde estabas? —dijo un Carlo molesto después de que las puertas se abrieron, reparo en mí y después en Audrey—Oh, vaya, un gusto verla señorita—saludo cordial.

—Carlo—saludo ella.

Carlo se volvió de nuevo hacia mí.

—Los señores Vial están por llegar—sabía que se contenía, desde hoy por la mañana mantenía un eterno ceño fruncido, su voz sonaba así, a punto de regañarme.

—¿Esta lista la sala? —pregunte, mientras nos dirigíamos hacia ella, tomando de la mano a Audrey, que se mantenía pensativa.

—Si, al igual que los papeles, listos para firmar—dijo mi amigo con eficiencia.

—¿Dónde está la secretaria? —pregunte molesto, ella es la que debe estar al tanto de todo, no mi amigo.

—La señorita Harrison se ha quedado en su puesto.

—¿Haciendo qué? —pregunte irritado.

—Ciertamente no tengo idea—se encogió de hombros mi amigo.

Asentí.

—Quiero que contrates a una nueva asistente, esta chica ha comprobado que no está a nivel de la empresa.

—Sí, señor—contesto mi amigo anotando en su tableta.

Entramos a la sala, le indique a Audrey que su lugar seria junto a mí, a mi izquierda, Carlo a mi diestra.

—¿De qué clase de alianza tratarán? —pregunto de repente Audrey, mientras tomaba la carpeta que tenía delante de ella.

La puerta se abrió y una agitada secretaria trastabillo en el umbral.

—Lo siento señor, se me ha hecho tarde.

—Seguro, no volverá a pasar—dije irritado y lanzándole una mirada asesina.

Ella trago en seco, ¿Qué demonios esperaba? ¿Qué la llevara de la mano para que hiciera todas sus cosas?

—Espera a los señores Vial para recibirlos—le indico Carlo.

Ella asintió y salió.

—Creo que te has molestado—susurro Audrey—o más bien ella es algo molesta.

—Detesto las incompetencias—dije, aclarándome la garganta, ya más relajado—usualmente tratamos siempre a los empleados con respeto, pero ella lleva una semana demostrando que no ha dado el potencial esperado para la empresa... y esta lo sucedido hoy.

—¿Qué sucedió? —pregunto Carlo divertido.

—Digamos que la "señorita Harrison" llamo a seguridad para que me echaran de la empresa. —aunque Audrey sonreía, la malicia tintaba su voz.

—¿Qué hizo qué?

—Lo que oíste—dije, de solo recordarlo me irritaba.

—Temo decir que la señorita Harrison ha tenido bastantes fallos—suspiro mi amigo.

Audrey se aclaró la garganta.

—Entonces... ¿de qué va la junta?

—Esta reunión es únicamente para tratar hechos que se han suscitado tanto en la empresa de tu familia como en la mía.

Ladeo la cabeza como un pajarito.

—Sigo sin entender.

Me recargue en la silla.

MURIENDO POR TI (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora