CAPÍTULO 57 VÍSPERA DE NAVIDAD

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Cuatro meses después 

La ginecóloga tenía razón, mi vientre iba a crecer en cualquier momento.

Es el octavo mes.

No quería llorar, pero de verdad lo hice, cuando mis pantalones, faldas y vestidos ya no me quedaban, tal como hace un par de meses atrás.

Mis zapatillas tuvieron que ser reemplazadas por sandalias, deportivas y mocasines suavecitos. Mis faldas por jeans amplios, bueno, no tan amplios.

Por las noches, Leo me da masajes en mis pies, además el pobre tiene que conformarse con dormir con la oruga (así le digo a la almohada de maternidad) es suavecita y ortopédica. Leonard la odia, ya no puede dormir acurrucado conmigo, pero se le pasa cuando le digo que puedo dormir mucho mejor con ella.

Eh solucionado bastantes cosas en la empresa, contraté a una buena directora de operaciones, se llama Kim Berruti, es gentil, muy trabajadora, vela por el bienestar de los demás, siempre pensando en su crecimiento profesional, un curriculum muy extenso, incluso me sentí un poco mal por sus muchos estudios, pero ella es muy buena.

Jade se siente como pez en el agua en el área de marketing de la empresa, no le he preguntado si ha querido irse, pero no quiero incomodarla. Me siento a gusto con ella de que se sienta muy bien estando aquí que me he casi olvidado por lo que pasó, aunque la he visto muy, muy, muy cómoda con Johnny.

Leonard se colocó tras de mi mientras me arreglaba en mi tocador, me pasó los brazos por el vientre.

—¿Tienes que ir a trabajar? —me besó la mejilla.

Le sonreí a través del espejo.

—Claro que tengo que ir—me besó de nuevo he hizo un puchero.

—Ya casi es navidad ¿Por qué no estamos unos días de vacaciones? ¿Qué tal si viajamos?

—¿Por qué quieres irte de viaje antes de navidad? —lo miré incrédula—además, ya no estoy para viajes... estamos a días de que nuestro bebé nazca, no pienso tener a mi bebé en un avión—Pegó su frente a mi nuca—¿Qué pasa?

—Estoy un poco sensible—se rio quedito—al principio sentí que estos meses fueron demasiado lentos, pero ahora—me acarició la barriga—siento que todo fue tan rápido, ansió tanto tener a nuestro bebé en mis brazos—sonrió ampliamente—el viaje es solo una excusa para tenerte todo el día conmigo.

En eso tenía un poco de razón, después de mis medios días en el trabajo, Gianna, Muriel y mi madre me robaban casi toda la tarde, aunque no me quejaba mucho, me mimaban demasiado, hablábamos mucho, también con el bebé, le ponían música, leían un poco, sobre todo Muriel, leía poesía y al bebé le gustaba su voz.

Incluso mientras estaba en mi trabajo ponía algo de música, a este bebé le gusta mucho el piano y mover el cuerpo, cualquier tipo de música que sea bailable el bebé se mueve.

—Qué tal si después de la clase nos escapamos a la bahía, hace mucho que no vamos.

Asintió levemente.

—Me gusta la idea.

Hoy es nuestro último día de clases de maternidad, aunque más bien hemos tomado cursos completos, como preparto, lactancia y crianza (que es la última etapa)

Leonard me levantó el vientre y sentí un alivio inmenso en mi espalda y cintura.

—Como desearía que lo cargaras así todo el día.

—No quieres pasar el día conmigo—se burló.

—No seas así, hoy es el último día, Kim se quedará a cargo, no dejará que Serra tome el control.

MURIENDO POR TI (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora