CAPITULO 59 LOS REGALOS BAJO EL ARBOL

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Hoy, el clima está cómodo, es temprano, miré por la ventana y el cielo está algo nublado, pero no hace tanto frio, me envolví en mi suéter haciéndome un ovillo en el sillón colgante, no podía dejar de mirar el paisaje, un cielo tan nublado, con enormes nubes anchas que casi se asemejaban a una almohada rechoncha.

El jardín seco por el frio, las murallas del Castelo con su piedra amarilla y a lo lejos, muy a lo lejos, una pisca del mar.

Acaricié mi barriga, mientras sentía esta comodidad, es un día precioso.

—¿Che stai facendo li? —(¿Qué estás haciendo ahí?) la voz ronca y pastosa de Leonard me sacó de mi ensoñación.

Lo miré y le sonreí.

—Ven—palmee a un lado de mí.

Salió de la cama, luciendo como un dios, con sus pantalones de seda gris azulados, tomo su bata y se la colocó mientras caminaba hacia mí, solté un suspiro cuando sus preciosos cuadros estuvieron muy cerca de mí. Se sentó junto a mí y se acomodó para que se acoplara a mi ovillo.

Me acunó en sus brazos y juntos vimos el paisaje grisáceo.

—Es un lindo día—le dije, acaricié el dorso de su mano que descansaba en mi barriga

Me dio un beso en la coronilla.

—Es precioso, pero ¿Por qué no estabas en la cama?

Alcé el rostro para verlo.

—No podía dormir.

No lo culpo por no haberse dado cuenta tan pronto como me levanté de la cama, la oruga nos separaba y la cama era enorme.

Pero aquí en el sillón colgante, donde tenía muy, muy gratos recuerdos, estábamos cómodos.

—¿Estas preocupada?

Volví mi mirada hacia el enorme ventanal.

—Si—admití, le había estado dando muchas vueltas al asunto y con lo que sucedió anoche, creo que no tiene caso guardarlo—hay algo que no te he dicho.

—¿Qué es?

Solté un largo suspiro, jugué con sus dedos.

—El día que fui por Jade a Londres.

—Ajá.

—Hablamos sobre el por qué terminó encerrada.

—Fue porque golpeo a una mujer—asintió.

—Esa mujer estaba embarazada... pero eso no es lo peor, Jade me dijo que esa mujer se... se parecía mucho a mí.

—Eso no puede ser, nadie puede parecerse a ti.

Sonreí un poco.

—Cuando atacaron a Jules, él me dijo que había llegado a su salón una mujer, exigiéndole que hiciera todo lo posible para asemejarla a mí, y eso fue, hace mucho tiempo—Leo se quedó en silencio—lo que quiero decir es que... hay una mujer que quiso parecerse a mí y al parecer lo logro y esta ¿haciendo las mismas cosas que yo?, la mujer que vi anoche, tenía una capucha, pero aun así pude reconocer la ropa y los lentes oscuros, son semejantes a algo que compré hace un mes

—No crees que es muy precisa esa reflexión...

—Le he estado dando vueltas al asunto tanto tiempo, que cada vez que vuelvo a pensar en ello, la cabeza me duele mucho... el día que te vi... con Davina, ella dijo que estaba embarazada di ti.

—Es imposible que yo...

—Lo sé, pero, cuando Jade dijo sobre la embarazada, no pude dejar de pensar en relacionarla con ello.

MURIENDO POR TI (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora