CAPÍTULO 47 SIEMPRE NUESTRO

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Al día siguiente de llegar al Castelo...

Lo único que hice fue decirle a mi padre que estaba bien y que lamentaba que se hubiese preocupado por mí.

Luego, recibí cientos de regaños en francés de su parte, después de que terminó continuo mi madre, gritando por sobre el celular. Mientras rodaba por la cama de Leonard escuchándola, después de largos, muy largos minutos pude hablar.

—Tengo algo que decirles—tomé aire—pero no sé si sea buena idea decirlo por teléfono.

—¿Ahora que sucede Eadlyn? —gruño mi madre—lo que sea que tengas que decirnos, dilo ahora, no estoy de humor para tus tonterías de nuevo.

Me mordí el labio, al menos el regaño no lo había presenciado de forma física, me lo pensé un poco.

—Yo he...—tragué y sentí que las mejillas me picaban—Leonard y yo... estamos casados—silencio—lamento decírselos de esta manera, fue algo precipitado y algo solo entre los dos...

Del otro lado de la línea colgó.

Vaya, eso no me lo había esperado, me hundí en las almohadas, preguntándome si había sido lo correcto en decirles de esa forma, sea como fuese, eran mis padres y debían saberlo.

Leonard se levantó temprano para hacer algo de ejercicio fuera, al parecer fue a correr por la costa con Dante.

De pronto mi celular comenzó a timbrar ahora era una video llamada, del celular de mi madre.

Inhalé y exhalé, contesté.

—¿Estás hablando enserio? —el cabello revuelto de mi madre sobresalía de su moño improvisado y no tenía nada de maquillaje, así que se veía algo demacrada—¿no es otra de tus bromitas?

—Hablo enserio—levanté mi mano anillada.

—Estoy enojada, pero también feliz, ¡mi hija al fin se casó! —chilló—pero esto no se puede quedar así, tenemos que hacer una fiesta enorme, invitar a todos, mi última hija se casa—gritó fuerte y no pude evitar reírme—lo siento por tu padre—giró la cámara, mostrándome a mi padre, sentado en la orilla de la cama, cabizbajo— aun lo está asimilando... no puedo esperar para decirle a...

—Tengo algo más que decirles—me mordí el labio conteniendo una sonrisa, ahora volvió a girar la cámara, se movió un poco para que mi padre llegara junto a ella.

—¿Otra cosa? —gimoteó mi padre—¿Qué puede ser peor que haberte casado?

Solté una risilla.

—Bueno, es solo que...—me acomodé para que me vieran el torso y luego me levanté la remera de Leo hasta el estómago—estoy embarazada.

Gritos estridentes de ambos inundaron la habitación, gritos de felicidad, solté carcajadas por sus reacciones, bien, el enojo anterior estaba superado.

Cuando los gritos cesaron, los reemplazaron lágrimas.

—Iremos enseguida, espéranos para mañana—amenazó mi madre.

Charlamos un poco, sobre el tiempo que tenía y el cómo me sentía, después se despidieron diciendo que nos veríamos al día siguiente, iban a arreglar ya su vuelo.

Intenté llamar a las chicas, pero Jade tenía el celular apagado y Rose no contestaba, quizá estaba ocupada, pero pronto me regresarían la llamada.

Mi estómago gruñó un poco y después el súbito mareo, salté de la cama y corrí hasta el baño justo en el momento en que la puerta se abrió y Leonard entró, me lancé al escusado y vacié todo.

MURIENDO POR TI (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora