Jon

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                JUNTO A TODOS mis hijos me dirigí en una pequeña procesión hacia los que eran los aposentos de Brandon Stark, probablemente era la habitación más transitada de toda Invernalia

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                JUNTO A TODOS mis hijos me dirigí en una pequeña procesión hacia los que eran los aposentos de Brandon Stark, probablemente era la habitación más transitada de toda Invernalia. Me sentía escoltada con mis hijos mayores, tan altos y robustos, caminando detrás de mí. Melantha iba a mi lado con Serena entre sus brazos, y Hugh, iba en medio de William y Arthur. El pobre intentaba parecer tan alto y fuerte como sus hermanos, aunque no había tenido éxito, parecía que él se sintiera como tal. Al acercarnos a las puertas nos encontramos con un par de guardias protegiendo la habitación, ambos cubiertos por unas pesadas armaduras de hierro que tapaban su rostro al completo. Había llegado a mis oídos que anoche intentaron asesinar al crío, por lo que imaginaba que estaban allí. Aunque, francamente, esperaba al menos una docena de guardias experimentados custodiando al niño malherido. En su lugar, dos escuálidos guardias custodiaban la puerta aburridos.

— Disculpe un segundo, m'Lady – Me dijo uno de los soldados, deteniéndonos a un lado de la puerta.

              El soldado Stark entró a la habitación, se escucharon varias voces al mismo tiempo antes de que volviera a salir. Las voces no sonaban demasiado felices y, mucho menos, de acuerdo. Al salir de nuevo de la habitación, el soldado nos miró y asintió, abriendo nuevamente la puerta, esta vez para nosotros.

            Yo fui la primera en entrar, observando al pobre crío tirado en la cama y su madre sentada en una mecedora a su derecha, con cara de no haber dormido desde años atrás. Ned estaba de pie frente a la chimenea, observándome cuidadosamente. Catelyn, sin embargo, me miraba confundida. Quizás, el no aguardarme, hiciera que fuera más gentil con nosotros.

— Hola – Saludé cauta, en un pequeño murmuro, acercándome cuidadosamente hacia la cama donde el niño yacía.

Noté cómo todos mis hijos entraron detrás de mí y, mientras yo observaba la cara pálida del niño, ellos comenzaron a darle muchísimas disculpas a Lady Catelyn y a decirle cuánto sentían lo que le había pasado a Brandon. Luego, repetían las mismas palabras a su padre, quien tuvo la osadía de abrazar a cada uno de mis hijos y darles las muchas gracias que no habían salido de la boca de Catelyn. Tras ello, todos abandonaron los aposentos y nos dejaron a los tres a solas, tal como les había indicado. Tomé asiento en la cama del niño, observándole todavía. Llevé mi mano con seguridad hacia su rostro y acaricié su mejilla con suavidad. Notaba la mirada de Catelyn clavada en cada acción que realizaba, como si fuera a hacerle daño a su hijo. Supe entonces que mis pensamientos fueron acertados; ella quería culparme a mí. Me dediqué entonces a peinar el cabello rojizo del crío.

— Lamento muchísimo lo que le ha sucedido a Brandon – Dije sinceramente —, no me puedo imaginar el dolor que debes sentir.

Una vez terminé de hablar, dirigí mi mirada a Catelyn y pude ver que había comenzado a llorar hacía un rato.

— Estoy segura de que se recuperará – Afirmé con determinación en mi voz, aunque ni siquiera yo misma me creía las palabras que había dicho — y, pronto, podrá abrazarte de nuevo.

El Valle de los Bastardos || AU || Ned StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora