Joffrey

330 44 6
                                    

LA CELEBRACIÓN DEL día del Nombre del Príncipe había comenzado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LA CELEBRACIÓN DEL día del Nombre del Príncipe había comenzado. Hacía días que no paraban de llegar carruajes de todos los lugares de Poniente. Mis hijos y yo habíamos pasado todos esos días encerrados en mi habitación, sentados en el balcón, jugando a reconocer los escudos de las casas que llegaban. No es que tuviera un especial interés en enseñarles política todavía, pero no quería exponerlos a las miradas juzgosas y a los comentarios susurrados de todos ellos todavía. De todas formas, la Reina de Poniente, la madre del Príncipe, ni siquiera iba a asistir, ¿por qué hacerlo nosotros? El problema fue cuando en las clases de geografía con el Príncipe, el hijo de Robert invitó personalmente a mis tres hijos a acudir a la comida en su honor. En ese momento, no pude negarme. Por lo que, vestida con un suave, fino y ligero vestido azul y plata abandonamos mi alcoba. Mis hijos hablaban entre ellos con emoción, planeando juegos del Valle que poder mostrarle a su nuevo amigo, el Príncipe. Y yo me limitaba a mirarles sonriente, mientras comprobaba de vez en cuando que Melantha siguiera bien sobre mis brazos. Pronto, nos encontramos con Ser Jaime, quien hizo una pequeña reverencia mientras me regalaba una sonrisa, al vernos. Al llegar al Jardin de las amapolas, vimos una cantidad de gente abrumadora y escuchamos un escándalo sin igual. Me percaté de que mis hijos miraban ansiosos al resto de niños, pero debían acudir primero a saludar al Rey, y a su primogénito. Y, por supuesto, entregar unos presentes al Príncipe por su día del nombre.

       Al estar frente a la mesa presidencial, hice una profunda reverencia que mis hijos imitaron con mucha elegancia en sus movimientos. Frente a nosotros, se encontraba el Rey Robert y, a su izquierda, el Príncipe Joffrey. A su derecha, mi Padre y, a la derecha de este, Lysa Tully.

— Levántaos, Arryn – Se carcajeó Robert alzando la voz, haciéndome reír.

           Mis hijos se incorporaron mucho más rápido que yo, y corrieron hacia el Príncipe. Joffrey les miraba con alegría y emoción, más todavía cuando vió los paquetes entre sus manos. Fue enternecedor cuando los muchachos le entregaron los obsequios, los cuales consistían en una larga capa con el sigilo Baratheon bordada por mí en el largo viaje, un set de espadas, escudos y martillo de guerra de madera de nogal y unos dulces del Nido. Al príncipe no le importaron los obsequios y, en seguida, los dejó de lado. Lo que hizo acto seguido fue levantarse de golpe y llevarse a mis hijos a jugar a otra parte. Yo, por mi lado, tomé asiento en la mesa presidencial, donde Cersei me aseguró que habían asientos tanto para mí como para mis hijos.

— Una hija preciosa – Comentó Lysa, señalando cortamente con la mirada la niña en mis brazos.

— Gracias – Me limité a decir, sin siquiera dignarme a mirarla.

— Mi hermana dará a luz en unas lunas a un niño sano – Añadió alegre con una pequeña risa escurriéndose de sus labios.

El Valle de los Bastardos || AU || Ned StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora