Catelyn

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                          LA MAÑANA DEL día que debió ser el más feliz de mi vida había llegado

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                          LA MAÑANA DEL día que debió ser el más feliz de mi vida había llegado. Sin embargo, me sentía completamente miserable y vacía. Por lo que, tras ponerme mis mejores galas, acudí rápidamente a la Tienda de Ned, la cual estaba custodiada por unos soldados del Norte que, al verme, me dejaron pasar rápidamente. Al entrar, sus ojos grises se fijaron en mí, y no pude ver nada más que unos tristes ojos grises cristalizándose al verme. Se quedó inmóvil en su lugar, y yo hice los mismo. Agrandando mi dolor al tenerle por fín junto a mí de nuevo, sabiendo lo que pasaría en cuestión de un rato.

— Os dejo a solas – Sonó la voz de Robert a un lado, fue entonces que me percaté de su presencia y le dediqué una triste sonrisa que él correspondió.

             Fue entonces que me fijé en lo elegantemente vestido que estaba Ned. Llevaba puestos unos pantalones grises y un peto de cuero gris y verde, con pelo de oso del mismo gris en su cuello. Llevaba puesta una capa raída negra con una capa de pelo de oso en su cuello y parte de la espalda, con unos abalorios verde y dorados enredados en el pelo de su espalda. Su cabello largo estaba vagamente recogido en su nuca, y aquello le quedaba genial. Él pareció reaccionar de pronto cuando se arcercó rápidamente a mí con sus brazos abiertos y una lágrima resbalando por su mejilla. Yo dí un paso atrás cuando noté su cercanía y él volvió a quedarse petrificado.

— ¿Por qué me haces esto? – Preguntó en un hilo de voz. Sonaba totalmente destrozado.

— Hago esto por nosotros, mi amor – Confesé con una voz temblorosa, esbozando una sonrisa cargada de dolor —, por Lyanna y por el reino entero. Tú y tu familia merecéis un poco de justicia.

              Él me miró incrédulo, y pude ver un poco de adoración entre las lágrimas que salían de sus ojos. Sus mejillas se comenzaron a teñir de un leve rosado por sus lágrimas.

— Necesito que seas fuerte, por nosotros – pedí sintiéndome de nuevo asfixiada tras todo este dolor —, te prometo que solucionaré todo esto de una manera u otra. Esto no permanecerá así por siempre, te doy mi palabra.

                   Él abrió sus labios, pero no permitieron que una sola de sus palabras abandonaran sus labios. Robert entró en la tienda rápidamente, anunciando que todo comenzaría en seguida y que debíamos acudir al Castillo de los Tully, donde tendrían lugar las ceremonias. Yo asentí rápidamente en silencio, luchando porque las lágrimas no salieran nunca de mis ojos. Esta vez fui yo quien se acercó a Ned, nos miramos cortamente a los ojos antes de que yo me inclinara hacia él y besara con suavidad su mejilla, intentando recordar cómo había sido besarle con anterioridad. Cuando me alejé de él, Ned suspiró como si con ello cualquier pesar hubiera abandonado su cuerpo.

— El invierno se acerca – Musité observándole con nostalgia, él me miró sin entender absolutamente nada y totalmente destrozado.

El Valle de los Bastardos || AU || Ned StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora