Edrick

260 30 0
                                    

EN CUANTO AMANECIÓ abandoné la habitación de mi madre. Las sirvientas habían llegado para ayudarla a levantarse y poder bañarla. Limpiarían también el desorden que había en el lugar. Bajé al gran comedor, con la carta que iba dirigida a mi padre entre mis manos, golpeándola con mis dedos. Estaba nervioso. No sabía que debía hacer ahora, ni cómo decirle a mi pobre madre que padre había sido asesinado, pero esperaba que hablar con mi familia aclarara un poco mis ideas.

En la enorme mesa se encontraba la tía Sharra y el tío Horton, mis primos Jon y Alysanne, y todos mis hermanos, excepto Hugh y Melantha. Arthur estaba callado y con su mirada clavada en su plato. Tomé asiento junto a él, en frente de William y me serví una copa de zumo de naranjas de Dorne.

— ¿Cómo se encuentra? – Preguntó mi tía preocupada, mirándome con pena.

No respondí nada, tan solo le pasé el pergamino. Todos miraron aquel pergamino con fiereza, sorprendidos y asustados. Mi tía desenvolvió rápidamente el pedazo de papel, y comenzó a leer, a lo que rápidamente respondió con unos ojos cautos llenándose de lágrimas. Llevó su mano a su boca, y envolvió sus labios con ella, mientras que con la otra parecía que le costaba sostener el pergamino. Tras ella, todos leyeron la carta, y sus reacciones eran parecidas. Todavía era muy reciente la muerte de padre para todos nosotros. Nos habíamos enterado hace no mucho, aunque llevaba muerto el mismo tiempo que mi madre enferma. Por lo que el llanto era fácil y desahogaba nuestras almas.

— ¿Cómo se supone que debo decirle que el amor de su vida ha muerto? – Pregunté angustiado, llevando mis manos a mi cara, moviéndolas ahí. Sequé algunas lágrimas y humedecí mi rostro con ellas.

— Todavía no, querido – Me dijo suavemente la tía Sharra —. La va a destrozar, su cuerpo no está listo para una noticia así.

Se hizo silencio durante unos segundos, aunque se rompió de nuevo.

— La primera vez que Aemma clavó sus ojos en vuestro padre, sus ojos habían brillado con una determinación que nunca antes había podido ver, tampoco después – Contó mi tía, ganándose todas nuestras miradas. Madre no solía hablar de lo que había pasado antes de mi nacimiento, y conocer algo de ello nos maravilló a todos —. Recuerdo que él tembló como si él mayor de los inviernos se encontrara en la sala del trono cuando ella se presentó. Pero Ned era muy tímido. Vuestra madre era la única que intentaba hablar con él, todos los días le preguntaba si se encontraba bien aquí, cómo le iban los días. Robert normalmente respondía por él, Ned normalmente se sonrojaba y tartamudeaba cuando hablaba con ella. Un día, algo cambió, Robert y Aemma se hicieron amigos. Verdaderos amigos. Y entonces Ned se quiso hacer amigo de Robert. Y con Robert, y la insistencia de Aemma, también se hizo amigo de vuestra madre. Era alguien tímido, y callado. No hablaba si no era requerido. Pero con mi hermana, él podía crear mares enteros de palabras. Se pasaban todo el día hablando, o paseaban juntos a todas horas. Dejaban que todo el mundo pudieran verlos, y de vez en cuando unían sus manos. Recuerdo que Padre observaba todo desde su despacho, les veía correteando por los jardines, con sus manos entrelazadas y unas miradas amorosas cargadas de complicidad. Y él siempre me decía que haría lo imposible para que Aemma y Ned pudieran casarse algún día. Bueno, Eddard, Padre siempre le llamaba así.

Hizo una pequeña pausa, en la que nosotros nos pudimos reír de los hechos acontecidos.

— Ned acudió al despacho de mi padre unas lunas antes de su viaje a Invernalia – Siguió hablando Sharra, ganándose nuestras miradas de sorpresa —, y pidió la mano de Aemma en matrimonio. Padre dijo que no cabía en él más alegria. Ned era, de alguna manera, el hijo que nunca antes había podido tener. Estaba encantado con él, y con la imagen de él y de su formidable Aemma. Robert, Ned y vuestra madre se marcharon a Invernalia durante varias lunas, para acudir al día del nombre de vuestra tía Lyanna, ella cumplía seis y diez días del nombre. Y cuando volvieron, fue Aemma quien le pidió a Padre casarse con Ned. Así que Padre comenzó a prepararlo todo, envió cartas al Norte, donde acordó el matrimonio con Lord Rickard Stark, vuestro otro abuelo, y a Desembarco del Rey, para que el Rey firmara la unión. Pero, poco después, Lyanna fue secuestrada por Rhaegar, Lord Rickard y Brandon asesinados por el Rey. Entonces comenzó a decirse eso de que a los Stark no les va bien en el Sur. Vuestra madre fue quien comenzó la Rebelión, no Robert. Ella inspiró a padre a llamar a sus abanderados y pidió a Robert que hiciera lo mismo, al igual que a Ned. Y pronto todos los guerreros estaban reunidos en Aguasdulces, en el castillo de los Tully, con la esperanza de conseguir sus tropas y su apoyo en una guerra inminente, pero los Tully no son de fiar. Lord Hoster Tully exigió que Ned respondiera por el acuerdo de Lord Rickard con Brandon, y que desposara a Catelyn como habían acordado, que ella fuera la Señora del Norte y de Invernalia.

El Valle de los Bastardos || AU || Ned StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora