Cersei

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            CON LA LLEGADA de la Primavera supimos que el tiempo estaba pasando ante nuestros ojos sin darnos a penas cuenta

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            CON LA LLEGADA de la Primavera supimos que el tiempo estaba pasando ante nuestros ojos sin darnos a penas cuenta. Hacían ya cuatro lunas desde que Ned había tenido que volver a su casa, a su esposa y a su hijo. Tras su marcha me quedé con una enorme resignación y un nuevo embarazo. Esta vez, mucho más ligero que el anterior. El marchar de Ned me entristeció pero, al contrario que otras veces, también me dejó una pequeña alegría dentro de mí, con la promesa de que volveríamos a vernos. Deseaba verle de nuevo desde que puso un pie fuera del Nido. Los días dejaron de ser tan rutinarios como antes de que él estuviera, pasaba muchas más horas jugando y entreteniendo a mis hijos, pronto William cumpliría su primer día del nombre. Sharra y yo preparábamos una gran fiesta en honor a su primer año y, para ello, invitaríamos a algunas casas mayores del Valle, a nuestros vasallos. Entre ellos, a Lord Horton Redfort, heredero de Redfort. Mi hermana pequeña mantenía correspondencia con él desde hacía más de dos años, desde que se conocieron en las festividades de Desembarco del Rey en honor a la coronación del Rey y su consecuente boda con Cersei Lannister. Mi hermana adoraba a ese hombre, yo le veía más bien como un enano debilucho. No era mi prototipo de hombre. Pero cada día tenía en mente que debía ser justa con mi hermana; yo tuve la libertad de enamorarme. Y planeaba dársela a ella también. Quería que se enamorara hasta los huesos de otra persona y que decidiera si quería casarse o no con él. Yo tuve la libertad de hacerlo, aunque nada saliera después como fue en un principio planeado. Tuve la libertad de equivocarme y de tropezarme mil veces con la misma piedra; ella también debía tenerla.

Unos días previos al día del Nombre de William, acudió un escudero a las Puertas de la Luna a toda prisa. Era un abanderado real, el cual quería informarme de algo urgente. Ante la prisa del hombre, mis soldados me escoltaron a toda prisa a la Sala del Trono, donde tomé asiento para escuchar al abanderado. El hombre cargaba una enorme bandera con el escudo de la casa Baratheon.

— Lady Arryn del Valle – Saludó el hombre educadamente, haciendo una profunda reverencia —, le informo de que su alteza real, la Reina Cersei Lannister, se dirije con toda su marcha hacia el Nido de Águilas, donde espera ser hospedada. Llegará en unas horas con toda la marcha de escoltas.

         Entonces me faltó el aire, fui afortunada de que desde hacía días estuvieran preparando el castillo para tantos invitados. Informé a los sirvientes de que prepararan la más lujosa de nuestras recámaras para la mujer más importante de los Siete Reinos, aquella a la que me atrevía a llamar amiga. Adelantaron la preparación de la Sala del Trono para recibir a la Reina y llenaron el Castillo de las flores que estábamos reservando. Se le prepararon los aposentos de Padre, donde estaba segura que ella estaría cómoda; pues eran los más grandes y llevaban años vacíos. Los sirvientes limpiaron y prepararon todo. Sharra aguardaba junto a mí, con William en sus brazos, y Edrick a sus pies.

Fue entonces que la Reina entró y nada más verla, eché a todos los presentes en el lugar. Cersei estaba hecha un completo desastre, tenía todo su cabello desordenado y unas enormes ojeras bajo sus ojos llorosos. Llevaba puesto un vestido precioso pero a comparación a los que la Reina solía llevar, asemejaba una completa porquería. Preocupada, bajé corriendo los escalones hasta poder reunirme con ella y estrecharla entre mis brazos, ella comenzó a llorar.

El Valle de los Bastardos || AU || Ned StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora