LOS DÍAS EN Desembarco del Rey eran angustiosamente lentos, y tan solo deseaba que todo llegara a su fin de una vez, y poder regresar al Nido, donde me esperaban tanto mi hermana, como mis hijos y mis sobrinos. Recibía constantemente cartas de todos ellos, pero esta, en especial, me angustiaba.
Querida Aemma,
el Nido te anhela tanto como nosotros, el consejo te necesita aquí. Edrick está haciendo su mejor esfuerzo por regir el Castillo y las tierras, pero parece desanimado. No diré que las circunstancias le sobrepasan, pero por muy poco. El muchacho pasa todo el día en la Biblioteca trabajando, ni siquiera sale para comer o cenar, le llevan su comida allí. William intenta hacerlo salir, pero a este punto ya le ha prohibido la entrada a la Biblioteca, está completamente aislado. Alysanne y Jon han llegado hace un par de días, al igual que Horton. Pensé que quizás así se viera obligado a salir, pero no hay manera con él. Hermana, Edrick te necesita aquí, para que lo guíes. Una insensatez por tu parte dejar al muchacho desamparado y solo aquí. Y no considera suficiente mi criterio como para pedirme ayuda.
Espero que vuelvas pronto antes de que las cosas por aquí empeoren, el Nido te necesita. Y tu hijo también.Con amor,
Lady Sharra Arryn, de la Casa Redfort.Rápidamente, ordené que recogieran mis cosas y prepararan un carruaje para partir en seguida hacia el Nido. E hice lo mismo con las pertenencias de mis hijos. Finalmente, si yo no me iba a quedar en desembarco del rey, ¿por qué iban a quedarse ellos? Antes de pasar a recogerles para marcharnos, subí a la Torre de la Mano y me adentré cuidadosamente dentro. Todo estaba perfectamente ordenado, parecía que nadie viviera allí realmente. Pero me olvide de ello cuando vi una cabeza enterrada en los libros. Ned estaba en su escritorio, muy concentrado en su lectura. Decidí esperar antes de avanzar y ser notada. En su lugar, observé alrededor y una sensación de añoranza creció en mi. Todo alrededor estaba decorado exactamente igual a cuando mi padre vivía aquí. Ned no había tocado absolutamente nada, ni siquiera había puesto el sigilo de su casa. Vi colgado sobre la chimenea el escudo de los Soldados de la Luna, y una angustia comenzó a crecer en mi. Aquí vi a mi padre por última vez, aquí acabó todo con una gran discusión. Esperaba que no acabara todo aquí con Ned.
Me adentré en la habitación y Ned levantó su cabeza de golpe del libro, clavando sus ojos en los míos.
— ¿Aburrida, mi amor? – Preguntó observándome con cuidado, relajando su compostura, apoyando su espalda contra la silla.
— No, querido – Respondí mientras cerraba la puerta, antes de caminar hacia su escritorio y tomando asiento frente a él. Ned me sonrió y estiró su mano hasta alcanzar la mía, para regalarme caricias lentas y amorosas —. Me marcho hoy de Desembarco del Rey.
Una mirada de asombro se fijó en sus ojos, aunque su rostro permaneció neutral, salvo su sonrisa, que se torció.
— Sharra me ha enviado un cuervo hablando sobre Edrick, bastante alarmante – Confesé, para después esbozar un suspiro pesado —. Lamento mucho dejarte aquí solo, pero Edrick me necesita, y el Valle también.
Él se limitó a asentir, y no dijo ni una sola palabra, tan solo me observaba.
— Voy a recoger a los niños y me marcho en seguida – Informé tranquilamente, levantándome despacio del asiento.
— Te acompaño – Me dijo, alzándose también de su silla, ordenando su ropa —, quiero despedirme de mis hijos.
Esta vez fui yo quien asintió silenciosamente, y nos encaminamos hacia la puerta, la cual el cerró con cuidado. En cuanto comenzamos a caminar, note su cuerpo acercándose al mío y, pronto, entrelazó su mano con la mía. Fruncí mis cejas y observé nuestras manos, para después mirarlo a él. Caminaba de lo más tranquilo a través de la Fortaleza Roja, con su mano unida a la mía. En lugar de quejarme, o comentarlo, decidí ignorar el hecho de que no temía esconder nada. Así que disfruté el recorrido. Fuimos recogiendo a los niños, la primera fue Melantha de sus clases con la Septa (afortunadamente no se encontraba con Myrcella, porque entonces hubiera tenido que explicar la marcha, y no me apetecía hablar más del tema), después fue Hugh y Serena de los jardines, donde se encontraban con mis doncellas y, finalmente, Arthur quien observaba a los Capas Doradas entrenar. Sin darles mayores explicaciones los dirigí hacia el carruaje, donde los pequeños hicieron una pequeña fila para entrar.
— Espero volver a verte pronto, mi lobezno – Habló Ned, agachándose para poder observar a Hugh a los ojos. El muchacho lloriqueó un poco, para después abrazar a su padre.
Ned recibió a su hijo con los brazos abiertos y un gran cariño en sus ojos, lo estrujó contra él y acarició su espalda. Para después, besar su frente y ayudarle a subir al carruaje. Luego, besó la frente de Serena, y la acarició con dulzura.
Entonces, Ned se acercó hacia Melantha y la abrazó con fuerza, y silenciosamente le murmuró al oído.
— Mi pequeña, te voy a extrañar muchísimo – Reconoció —, lamento perderme tu día del nombre, pero lo celebraremos en otro momento. Recuerda que el Invierno se acerca, y la manada debe permanecer unida, porque el lobo solitario perece. Obedece a tu madre, y no olvides mi carta semanal, dulzura.
Al separarse, Melantha besó la mejilla de su padre con fuerza. Con una sonrisa postrada en su rostro, subió también al carruaje y cerraron la puerta tras ellos. Se acercó entonces a Arthur, quien preparaba su caballo rápidamente.
— Hijo mío – Llamó su atención, y ambos estuvieron cara a cara —, estoy muy orgulloso de ti. Espero que podamos vernos pronto.
Ambos se abrazaron, pero manteniendo su distancia, como hacían los hombres, golpeando sus espaldas. No pude evitar rodar los ojos. Cuando se separaron, Ned sujetó su cuello y se observaron a los ojos por unos segundos.
— No le des más dolores de cabeza a tu madre – Comentó Ned tranquilamente, a lo que ambos rieron.
Finalmente, Ned se acercó a mí y, sin previo aviso, estrujó mi cuerpo entre sus brazos. Escondió su cabeza en mi cuello y pude sentir como respiraba mi olor, su cabello cosquilleaba mi mejilla. Dejó unos besos en mi hombro antes de incorporarse y mirarme a los ojos. Alzó su mano hasta mi rostro y lo acarició suavemente.
— Te voy a extrañar terriblemente – Reconoció tortuosamente —. Tened cuidado y no abandonéis el camino real, cuando lleguéis al Nido enviadme una carta, ¿de acuerdo? Quisiera saber qué habéis llegado bien, y que Edrick está correctamente.
— No tienes de qué preocuparte, Ned.
— Mi hijo me preocupa – Reconoció, ganándose una mirada de sorpresa nuevamente —, al igual que tú.
Ambos nos sonreímos, y aprovechó ese momento para unir sus labios con los míos en un beso pasional, en el que me decía cuánto me iba a echar de menos.
— Siempre has sido tu – Le dije tranquilamente al unir nuestras frentes, con los ojos cerrados disfrutando su aroma varonil, y su cariño.
— Eres el amor de mi vida, Em – Respondió entonces él.
Abrí mis ojos húmedos, y volví a besarle. Antes de apartarnos y dirigirme hacia mi caballo para subir y observarle entonces desde allí, el nos sonreía con cariño y tristeza, y movía su mano despidiéndose de nosotros. Anuncié a los caballeros que comenzaran a andar, y todos salimos entonces hacia el Nido, donde una desagradable noticia nos esperaba.
¡Hola, queridos lectores!
¿Habéis visto ya el primer capítulo de la Casa del Dragón? ¿Qué os ha parecido?
Estoy deseando verlo de una vez y quitarme la curiosidad de si me va a defraudar o no 😂
Sinceramente, el casting no es Santo de mi devoción, pero espero que nos satisfaga a todos.¡Un saludo!
— Dylan.
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El Valle de los Bastardos || AU || Ned Stark
FanficLa Familia Stark, encabezada por Lord Eddard, la familia perfecta, cargada de honor, cariño y títulos. ¿Qué sucedería si todo lo que se conoce de Ned Stark no fuera del todo cierto?