CORRÍ CON TODAS mis fuerzas, sin aliento, desesperada por huir. Sabía que mi velocidad no sería suficiente, por mucho que alzara las faldas de mis vestidos, exponiendo mis pálidas piernas, para poder correr. Ned me perseguía a tan sólo unos metros detrás de mí, espacio el cual cada vez se reducía más. Al principio, sentí sus manos tocando débilmente mi espalda, después todo su cuerpo cayó sobre el mío contra la alta y verde hierba que crecía salvajemente a nuestro alrededor, con exquisitas flores cargadas de diferentes aromas y colores. No pude evitar soltar la carcajada que aguantaba en mi garganta y, al instante, escuché la estruendosa risa de Robert a unos metros de nosotros. Pronto, el peso del cuerpo de Ned desapareció de mi espalda y, al darme la vuelta, me encontré con una mueca de preocupación y una gran mano estirada con intención de ayudarme a levantarme.
— ¿Te encuentras bien, Em? ¿Te he hecho daño? – Las palabras salían de los labios de Ned casi con dolor en ellas, únicamente del pensamiento de haberme hecho daño, pues yo no daba señas de dolor.
— En absoluto, Ned – Respondí lentamente, esbozando una cálida sonrisa, con mi mirada clavada en sus ojos.
— ¡Eres un saco de huesos, Stark! – Alzó la voz Robert y no pude evitar mirar en su dirección. Estaba con sus ropas de entrenamiento, pese a tener el día libre, consigo llevaba su martillo de guerra y una arrogante sonrisa posada en su rostro con soberbia.
— Cállate – Respondió Ned rodando sus ojos con aborrecimiento. Entonces, volvió a mirarme, esta vez con calma en sus ojos, casi asegurándose de que de verdad estuviera bien.
Robert se acercó con paso rápido hacia nosotros, alzando con ligereza su martillo, como si pesara lo mismo que una pluma. Robert se pasaba día y noche intentando ofender a Eddard Stark, siempre le decía que si era más bajito que él o menos musculoso. Parecía como si a Eddard no le importase, pero hasta a mí me ofendían sus comentarios. Ned era alto y era grande, y estaba musculoso, era apuesto y todo un caballero. Era dulce, y con el tiempo fue un poco más hablador.
Pronto, los tres nos encontrábamos juntos planeando qué hacer a continuación.
— ¿De verdad queréis practicar tiro con arco hoy? – La mueca de sorpresa y aborrecimiento de Robert me hizo soltar una enorme carcajada.
— ¿Qué ocurre, Robert? ¿A caso tienes miedo de que una Señorita tal como yo te gane en puntería? – Mis preguntas salían de mis labios con impulsividad y diversión, pronto los ojos de Robert brillaron con humillación y su rostro se volvió ambicioso.
— Jamás me ganarás, Em, pero puedes intentarlo – Sentenció Robert antes de que los tres nos encaminaramos hacia el patio de armas sumidos en una animada conversación sobre el arte de la guerra.
Pronto, tras cruzar los pequeños jardines internos del castillo, llegamos hacia el gran patio de armas. Allí, había todo tipo de armas de las mejores calidades y era donde en los últimos años acostumbraba a pasar las horas muertas. Robert y Ned entrenaban desde que el sol se posaba en el cielo brillante, y yo les observaba desde los balcones, otras veces sentada en los barriles o incluso al lado de padre. Era entretenido burlarse de Robert y ver cómo hacia lo imposible por demostrar ser el más fuerte. En los tres años que ellos llevaban en el Valle nos habíamos vuelto unos leales amigos, desde el primer momento hubo un gran vínculo y pronto surgió un sentimiento hacia cada uno de ellos.
Robert cogió el carcaj y Ned se dispuso a coger un arco, y nos fuimos frente a las dianas de dura paja pintada con negro, azul y rojo.
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El Valle de los Bastardos || AU || Ned Stark
FanficLa Familia Stark, encabezada por Lord Eddard, la familia perfecta, cargada de honor, cariño y títulos. ¿Qué sucedería si todo lo que se conoce de Ned Stark no fuera del todo cierto?