Cersei

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TAL COMO PROMETÍ me encontraba deambulando por los jardines del palacio a solas con Cersei

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TAL COMO PROMETÍ me encontraba deambulando por los jardines del palacio a solas con Cersei. Nuestros padres habían propuesto que unos guardias nos acompañaran, pero ambas sabíamos que las palabras que se pudieran decir no eran adecuadas para otros oídos que no fueran los nuestros propios. Ella se había mantenido en un astuto y cauto silencio, hasta que llegamos a un pequeño banco muy despejado en sus alrededores. Habían antorchas por todos lados, así que no había nada que temer.

— El tiempo no te trata nada mal – Comenté esbozando una pequeña sonrisa amigable —, mírate, en 3 días serás la Reina de todo Poniente.

Ella esbozó una pequeña sonrisa y ladeó su cabeza, aquello hizo que sus bucles dorados se movieran con ella. Sus ojos brillaron como si de un par de esmeraldas se tratara.

— Lo estoy deseando – Aseguró cortamente —, aunque sé que no soy la candidata favorita de ningún Reino.

— ¿Por qué dices eso? – Pregunté confundida, con mis cejas fruncidas y sin entender por qué su voz estaba cargada con tanto martirio.

— Por Lyanna Stark – Murmuró su nombre en un susurro adolorido, como si su nombre quemara en su boca —, toda esta guerra, toda la Rebelión ha sido por ella. No voy a poder estar a la altura de su nombre, y mucho menos para Robert – Aseguró convencida de sus propias palabras, mientras sus ojos se aguaban un poco —, por los Siete Reinos se decía que él la amaba tanto como para perder la vida por ella. Y creo que ese sentimiento jamás podrá ocuparlo nadie más.

— Robert tenía a Lyanna en alta estima, y altamente idealizada – Aseguré en un pequeño murmullo —. Jamás ocuparás el vacío que la muerte de esa niña dejó en Robert, pero estoy segura de que serás la dueña de otros sentimientos para Robert. Serás su esposa y la madre de sus hijos.

Reincorporé a Edrick en mi regazo, dejando una de mis manos libres para poder acariciar la mano de Cersei. Me hizo sentirme mal conmigo misma. Porque, aunque yo no estuviera muerta, por unos segundos imaginé el dolor que debía sentir Catelyn; nunca a la altura de un nombre, siempre tras la sombra de otra mujer. Y, en su situación, era incluso peor porque debía mirarme a la cara. Tan rápido como apareció ese pensamiento se fue, yo me aseguraría de que Catelyn pagara todos sus pecados y si debía ser con su muerte, que así sea.

— Agradezco tus palabras y tu comprensión, Aemma – Susurró esbozando una pequeña sonrisa —, espero que así sea.

— Robert es un buen hombre – Aseguré reafirmando mis palabras con un asentimiento —, te tratará bien.

Estuvimos un corto rato en silencio, en lo que ella se dedicó a asentir y asimilar toda aquella situación. No tenía qué temer. Robert siempre ha sido un buen amigo y una buena persona. Estaba segura de que le haría todo lo feliz que pudiera, aunque también sabía que arrastraba el gran peso de Lyanna Stark en su espalda.

— Tu hijo es precioso – Halagó cambiando de tema, llevando su mano hasta el rostro de Edrick, quien cogió su mano entre sus minúsculas manitas —, ¿es cierto lo que dijiste antes?

El Valle de los Bastardos || AU || Ned StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora