Killian
No había palabra que pudiese describir el inmenso odio e impotencia que sentía en este momento. ¿Quién coño se creía esta chica para decirme que hacer?
No pude contener mi ira cuando la agarré del brazo con fuerza y la llevé a jalones hacia la salida.
- ¡Suéltame imbécil!- exige tratando de zafarse.
- Que sea la última vez, ¡La última vez Skyleen qué haces algo tan estúpido como eso!- la suelto de mala manera.
- ¿Disculpa?
- Me oíste bien- replico. -No vuelvas a intervenir en mis asuntos.
- Escúchame tú a mí, de ahora en adelante lo que hagas en tu patética vida pueden traerme consecuencias a mí también- recrimina. -Así que entiéndelo amigo, no eres el maldito rey del mundo.
- No, pero soy el puto amo de este lugar y ya es tiempo de que te lo metas en la cabeza.
Sin dejarla responder, la tomo del brazo con fuerza de nuevo y la obligo a caminar hasta mi auto.
- ¡Suéltame! ¡No me toques!- trata de poner resistencia al hacer su cuerpo más pesado y arrastrar los pies.
- No tengo tiempo para tus idioteces.
Sin previo aviso, doy media vuelta hacia ella, la tomo de la parte baja de las piernas y la coloco sobre mi hombro derecho.
- ¡Ahhh! ¡¿Te has vuelto loco?! ¡Bájame ahora mismo!
- Lo haré en cuanto llegue al auto.
Skyleen pataleaba mi pecho y golpeaba mi espalda con todas sus fuerzas, pero ni siquiera eso me hizo desistir de llevarla cargando, aunque confieso que tener su culo tan de cerca me provocó que quisiese azotarlo hasta dejar impregnada la huella de mi mano y con eso dejarle en claro que nadie puede retarme de la forma en la que lo hizo.
Nunca me habían hecho sentir tan inútil como ella lo hizo esta noche. Si hubiese sido otra persona ya me habría lanzado a los golpes sin pensarlo ni un minuto y hubiera mandado al malnacido directamente al hospital, pero está claro que el destino, Dios o cualquier otra fuerza poderosa está empeñada a fastidiarme la vida.
Lo que mis amigos y Las Víboras vieron no será fácil de olvidar. Skyleen me dejó como un completo idiota delante de ellos, haciéndome parecer alguien débil y manejable por una simple chica desconocida. No la puse en su lugar como es debido ahí mismo porque en lo único que podía pensar después de la aparición de Rider en mi loft era en medio matar a alguien, cosa que no podía hacer con Skyleen. Podré ser un completo hijo de puta con todo el mundo, pero yo jamás golpearía a una mujer, al menos no de la forma violenta y vengativa con la que muchos hombres lo hacen. Sólo me lo permito durante el sexo, ya que me encanta escuchar como las chicas gimen con más intensidad cuando sienten un azote en su culo, pero siempre me aseguro de no sobrepasarme. El dolor físico nunca tiene que ser mayor que el placer.
En cuanto a Skyleen, me contuve en soltar a la bestia que llevo dentro no porque me cause algún tipo de compasión, sino porque ella es la clase de chica que iría corriendo a llorarle a mami y papi por cualquier cosa que su molesto hermanastro le haga. Por lo tanto, me evitaré una serie de problemas con mi padre. Ya nuestra relación es bastante complicada como para echarle más mierda.
Después de caminar por lo que pareció un largo trayecto lleno de sufrimiento por tener a una loca sobre mi cuerpo, finalmente estábamos a unos cuantos pasos de mi auto.
- Eres un animal- espeta furiosa.
- Me han dicho cosas peores- contesto sin importancia.
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Amor Inesperado (1)
RomanceSkyleen: Hay dos palabras que Killian Knight me enseñó. Pasión y odio. Creí que ya había pasado por situaciones difíciles, pero él me mostró lo que era sufrir de verdad y aun así obtener placer de ese sentimiento. Me olvidé de lo bueno y extinguí...