Capítulo 33

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Killian

No hay palabras que describan cuanta ira siento justo ahora. Ver a Skyleen salir del auto de Las Víboras hizo que quisiera arrancarle la cabeza al malnacido de Rider, aún con las advertencias que me dio ayer sobre acercarse a ella. Tuve que hacer un gran esfuerzo para controlar mis impulsos y no cometer una locura en ese momento, pero no pude resistirme más cuando la vi sola. Mi paciencia tiene un límite como el de todos y esta chica está sobrepasando la línea.

-       ¡Qué carajos estabas haciendo con ellos!- exclamo.

-       Killian... ¿De dónde...?

-       ¡Contéstame!

-       Maldita sea, ¡Suéltame!- intenta liberar su brazo, pero la tomo con más fuerza. -¡Me estás lastimando!

Sólo necesité escuchar eso para aflojar mi agarre y dejar que ella liberara su brazo, no sin antes notar la discreta mueca de disgusto al masajearlo.

-       ¿Cuál es tu problema?- dijo con molestia.

-       Tú. Tú eres mi problema- la señalo con el dedo índice. -¿Qué mierda estabas haciendo con Rider Ward?

-        En primer lugar, ¿Quién eres tú para pedirme explicaciones? Y en segundo lugar, tu amiguito me sacó un susto de muerte al meterme a su camioneta por la fuerza.

-       ¿Qué dijiste?

-       Pensé que iba a ser secuestrada por esos lunáticos, pero sólo querían hablar conmigo.

-       ¿Y de qué exactamente?

Skyleen no respondió a mi pregunta, se quedó callada, haciendo que la duda fuera más grande. En otras circunstancias la habría agarrado por los hombros y la hubiera agitado con fuerza, exigiéndole a gritos que me respondiera, pero sé que esos métodos no funcionan con ella. No lograría nada más que me diera una buena cachetada junto con una dolorosa patada en los huevos y eso es algo que lo dejaría que pasara.

-       ¿Qué tienes ahí?- preguntó al ver un sobre blanco y un brazalete... ¡Oh, carajo, no! -Más te vale no aparecer en esa fiesta.

-       ¿Disculpa?- frunce el ceño.

-       Lo que escuchaste, no fuiste invitada, niñita.

-       Tengo lo que necesito para entrar- cruza los brazos sobre su pecho. -Además, tu no decides por mí. Yo hago lo que quiero y no tienes ningún derecho a prohibirme nada.

Es insufrible cuando tiene esta actitud tan desafiante. No entiendo porqué no puede hacerme caso por una maldita vez en su vida, no es necesario que le de explicaciones para todo, debería bastarle el saber que tengo una razón por la cual prohibirle la entrada a esa fiesta. Tal vez debería cambiar de opinión y darle una lección, dejar que vaya al Inframundo y caiga por su propio pie, pero el sólo pensar en las cosas que pueden pasar esa noche hace que la sangre me vuelva a hervir.

-       Escúchame muy bien Skyleen porque es la última vez que lo voy a repetir- me acerco a ella hasta tener muy cerca su rostro. -Si te atreves a ir a esa fiesta, te juro que te arrepentirás.

-       ¿En serio crees que me asustas?- dijo con la frente en alto.

-       Quedas advertida niña- dejo en claro.

Skyleen no pudo evitar rodarme los ojos fastidiada.

-       En lugar de darme tus tontas amenazas, porqué mejor no me dices como supiste que estaría aquí, ¿Acaso estas siguiéndome?

Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora