Capítulo 9

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Skyleen

Este hijo de p... Me acaba de dejar tirada en medio de la nada, como si fuese una bolsa de basura. Muy en el fondo quería creer que no era tan mala persona, pero veo que lo he subestimado y que ese pequeño ápice de bondad dentro de él está más extinto que los mismos dinosaurios.

Se acabó. No es más que un idiota impertinente con aires de superioridad. Nunca había conocido a alguien como él, ni siquiera similar a él y me llena de impotencia no poder reaccionar con tanta facilidad a su actitud tan controladora, grosera y prepotente. Este chico está tan acostumbrado a salirse con la suya que no soporta cuando alguien le lleva la contraria. Si esto es lo que me espera durante todo el año no estoy muy segura de soportarlo. Todos tenemos un límite y siento como si yo estuviese a punto de llegar al mío.

Quedarme parada en medio de una calle tan desolada no era buena idea, por lo que decidí tomar mi teléfono y marcarle de inmediato a mi madre, pero por desgracia ni siquiera se escuchó el timbre de la llamada, ya que la contestadora me dio un aviso sobre la falta de señal. Esto es lo único que me faltaba. Estaba completamente perdida y sin posibilidades de pedir ayuda. No estaba dispuesta a quedarme aquí sin hacer nada, así que crucé fuertemente los brazos sobre mi pecho y comencé a caminar. Quería salir cuanto antes de ahí para ver si obtenía un poco de señal, pero el sonido de un motor acercándose me puso los pelos de punta. Comencé a sentir un dolor punzante en el estómago y las manos me sudaban. A estas horas de la noche podía correr un gran riesgo aquí sola, pero eso es algo que a Killian claramente no le importó en lo más mínimo.

No quise verme tan desesperada, pero empecé a acelerar mis pasos, esperando encontrar a alguien sobrio que me quisiera ayudarme en dado caso de que esta persona se atreva a hacerme algo.

- ¡Oye tú, espera!- me gritó una voz masculina.

Decidí hacer caso omiso y seguir con mi camino.

- ¡¿Tú no eres la chica misteriosa del club?! ¡Esa que detuvo a Knight de mandar al hospital al idiota de Rider!

Por alguna razón mis pasos se detuvieron.

- Puede ser- digo sobre mi hombro.

- ¿Qué estás haciendo aquí sola?

- Digamos que otro idiota decidió dejarme botada.

Una parte de mí sentía vergüenza por parecer como un ratóncito débil ante este desconocido.

Hubo un breve momento donde nos quedamos en silencio y lo tomé como una señal para seguir caminando.

- Si quieres nosotros podemos llevarte.

Esta vez me giré hacia el auto y por las luces blancas destellantes no logré ver nada más que la sombra de una cabeza saliendo por la ventana del copiloto.

- No me lo tomen a mal, pero no sé quienes son y no me subo a autos de desconocidos.

- Oh, lo siento- abre la puerta y sale. -Me llamó Rhett Crawford y este es Tresh Lawrance.

Ambos se fueron acercado hasta que logré distinguir a un chico de cabello oscuro lleno de tatuajes al igual que Killian y a un chico fornido de piel brillante color ébano. Ambos llevaban los jeans rotos de la parte de las rodillas y chaquetas de cuero negro, la única diferencia ente ellos eran sus camisas de diferente forma y color. El chico tatuado llevaba una camiseta sin mangas color gris con un dibujo extraño, mientras que el otro tenia una camisa azul marino.

- ¿Y tú eres?- de preguntó Rhett.

- Skyleen... Evans.

- ¿Sky... Leen?- repite Tresh confundido. -Aguarda, ¿Tú eres la hermanastra de Knight?

- Por desgracia.

- Y me imagino que él es el otro idiota que te dejo botada ¿O me equivoco?- agrega Rhett.

- No, acertaste.

- Wow, en serio te odia- soltó sin pensar y me miró avergonzado. -Lo siento.

- No te preocupes, él sabe que el sentimiento es mutuo.

Y vaya que lo era. Creo que nunca he odiado tanto a alguien como Killian Knight... No. Es mentira. Existe otra persona que me provoca un odio y repulsión aún mayor.

- Entonces ¿Qué dices?- pregunta de nuevo. -¿Aceptas que te llevemos?

Me quedé en silencio, dudando sobre mi respuesta.

- Por lo que veo no tienes muchas opciones y créeme que no quieres caminar sola a estas horas de la noche- me advierte con sutileza. -Tranquila, no somos tan malos.

- ¿Acaso ustedes no son amigos de Killian?

- Sí, pero no somos tan idiotas como él.

Su comentario me hizo reír y liberar un poco de tensión.

Quizás estoy siendo muy dura y juzgando mal a las personas que lo rodean. Mis prejuicios no me permiten ver más allá de lo que pueden ser. Después de todo, no porque sean sus amigos significa que serán una copia de todo lo malo que Killian es. Tal vez deba darles el beneficio de la duda y dejar que me demuestren lo equivocada que estoy. Además, ¿Ellos que ganarían con ser amables conmigo? Tienen en claro que su amigo no me soporta y cualquier persona que muestre simpatía por mí se las verá con él, así que dudo mucho que les convenga hacer algo a mi favor o que se sepa lo que hicieron por mi esta noche.

- Está bien, acepto su ayuda.

Ambos me sonrieron y Rhett me abrió la puerta de atrás, dejándome ver sus ojos color avellana y el piercing en su ceja derecha antes de subir al auto. Me apresuré en hacerles compañía y al acercarme me di cuenta de que su auto era un BMW color gris oxford. Confieso que no era tan llamativo como el de Killian, pero aun así estaba bonito.

Sin más, me subo a mi asiento, esperando a que no me bombardeen con preguntas en el camino. Lo que menos quiero es sentirme más incómoda de lo que ya estoy en este momento.

- Supongo que vives donde Knight- dijo Tresh. -¿O prefieres que te llevemos a otro lado?

La verdad es que no tengo a donde ir y no pienso decirles que me dejen en cualquier otro lugar sólo para hacerme la interesante.

- No, la casa de los Knight está bien- respondo.

Después de eso no volvimos a cruzar palabra en lo que quedaba de trayecto. Tresh no tardó nada en llegar a la mansión y tal parece que ellos tienen libre acceso al lugar, ya que pronto se detuvieron delante de la entrada sin ningún problema. Me bajé al instante y giré mi cuerpo hacia ellos.

- Gracias por traerme, de no haber sido por ustedes no sé que me habría pasado.

- No fue nada Skyleen- Tresh me dedica una cálida sonrisa.

- Nos estaremos viendo Evans- fue lo último que dijo Rhett antes de que el auto arrancara.

No sé si hice bien en confiar en ellos, pero al menos me demostraron que no todos son lo que aparentan.





Tarde, pero seguro.

Tarde, pero seguro

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Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora