Skyleen
El resto del día transcurrió de lo más normal y tranquilo. Tomé mi baño relajante, desayuné con mi madre y no volví a ver a Killian después de que desapareciera muy misterioso vistiendo sólo una toalla. La verdad es que me daba igual si iba semidesnudo por todos lados, lo único que no estaba dispuesta a tolerar eran sus comentarios egocéntricamente inapropiados. Podía soportar su actitud altanera y grosera, pero existe una gruesa línea roja entre nosotros que marca todo lo que estoy dispuesta a dejar pasar y lo que pasó esta mañana no es una de esas cosas. Killian Knight está muy mal acostumbrado a hacer y decir todo lo que se le plazca sin tener una réplica a cambio, pero yo me encargaré de educarlo. Considero que soy una persona muy tranquila, amable y fácil de manejar si eres alguien normal, pero con personas como Killian con complejo de Dios supremo, soy la peor del mundo. No me gusta cuando las personas se creen con el derecho de tratar como basura a las demás sólo porque les generan un cierto temor que los obliga a ser sus esclavos permanentes, sin mencionar que detesto a los que amenazan con destruir las vidas de aquellos quienes no les dan un respeto superior que creen merecer. Tan sólo pensar en la existencia de todas esas personas con complejo de superioridad me da asco. Todos somos humanos que cometemos errores y tenemos debilidades. Nadie es mejor que otro, ni tampoco seremos nunca transcendentales, somos simples mortales con defectos y entre más pronto nos metamos eso en la cabeza, quizás podamos tener una mejor sociedad. Claro que esos son bellos sueños y esperanzas imposibles de una chica de diecisiete años. El mundo nunca va a cambiar, somos una porquería, pero está en cada uno de nosotros hacer el cambio. Hay quienes se vuelven mejores para sí mismos, y hay otros, como Killian, que disfrutan llevar una vida llena de disturbios. Sólo espero que jamás me vea envuelta en alguno de sus problemas futuros.
- ¿Hija estás bien?
Me había quedado en un estado hipnótico y no fue hasta que escuché la voz de mi madre que me hizo volver en sí.
- Esta es una de tus películas favoritas y no le has prestado atención ni a la mitad de ella.
Mientras esperaba el mensaje de Tara me dispuse a ver la película de Beetlejuice con mi mamá en la habitación convertida en sala de cine. Previamente le había contado sobre una chica muy amistosa que conocí en la playa, la cual me invitó a una fiesta y yo encantada acepté. Mi madre no puso objeción en que saliera de casa, siempre y cuando regresara a la hora acordada.
- Lo siento, estaba pensando en casa- miento piadosamente.
- Oh cariño. Sé que aún es difícil para ti aceptar la mudanza y el hecho de transferirte a una nueva escuela, pero ya verás que las cosas mejorarán- trata de darme ánimos.
- Lo sé, me lo has dicho muchas veces y créeme que trato de tener una actitud positiva, pero...
- Lo entiendo- de queda callada unos segundos. -Supongo que nunca te pregunté que era lo que tú querías. Siempre te he arrastrado en mis decisiones sin detenerme por un segundo en pensar como te afectarán.
Vaya, jamas esperé recibir una respuesta como esa.
- Lo lamento mucho, Skyleen.
- Eso ya no importa- me encojo de hombros y simulo una sonrisa apretada. -Ahora estamos aquí y ya no hay vuelta atrás.
- Me gustaría hablar contigo sobre la boda.
- No hay nada de que hablar, conociste a Robert hace unos meses, se enamoraron y ahora quieren casarse, no le veo lo complicado.
- Sky...
- Esta bien mamá, en serio- digo resignada. -No te preocupes, estaré bien.
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Amor Inesperado (1)
RomanceSkyleen: Hay dos palabras que Killian Knight me enseñó. Pasión y odio. Creí que ya había pasado por situaciones difíciles, pero él me mostró lo que era sufrir de verdad y aun así obtener placer de ese sentimiento. Me olvidé de lo bueno y extinguí...