Killian
Estuve muy tentado a no levantarme por la mañana y dejar que el plan de las vacaciones familiares se fueran a la mierda. Sin duda, esto se añade a la lista de las peores ideas que mi padre ha tenido en su puta vida. No entiendo porqué la insistencia de convivir todos juntos cuando es más que obvio la tensión e intolerancia que se siente entre todos nosotros. Mucho hacemos ya con tratar de vivir bajo el mismo techo sin intentar sacarnos los ojos unos a los otros, pero mi padre siempre tiene que ser el centro de atención y obligar a los demás a pensar como él. Si tan sólo pudiera hacerle entender que haga lo que haga no hará que yo acepte esta familia, nos estaríamos evitando tantos momentos innecesariamente incómodos.
Me gustaría decir que tuve los huevos suficientes para seguir acostado en mi cama, con la mirada perdida en el techo mientras escuchaba música a todo volumen, pero desgraciadamente no fue así. Han sido tantos años de peleas y gritos con mi padre, que tiende a volverse tedioso hacer las mismas acciones y decir las mismas palabras. De igual forma nada parece funcionar, seguimos en el mismo punto de partida sin oportunidad de avanzar y sinceramente ya estoy harto. Es por esa razón que ya no le veo motivo a seguir desafiando a mi padre, las peleas entre nosotros siempre existirán, pero enfrentarme a él con rebeldía nunca servirá de nada y ocho años de vida han sido testigo de ello. Por lo tanto, muy a mi pesar, me levanté de la cama y me dirigí a mi armario en busca de una maleta sencilla en donde pudiera llevar lo necesario. Por suerte encontré una pequeña maleta deportiva que comencé a llenar con ropa, zapatos y cosas de aseo personal. No tarde más de quince minutos en empacar y ponerme encima mis cómodos jeans negros, una camisa negra de manga corta con el logo de Nirvana y mis botas militares. Decidí llevar en mano mi chaqueta, ya que el día estaba bastante soleado, pero a lo lejos se veían unas enormes nubes grises que me daban a entender la proximidad de una fuerte tormenta.
Di una última revisada a mi habitación, asegurándome de no estar olvidando nada antes de salir y bajar al recibidor. Sabía que mi padre se encontraba en estos momentos en el trabajo mientras que Sonia se encargaba de hacer el equipaje, lo que nos dejaba a Skyleen y a mí completamente solos durante una hora de carretera y el tiempo restante hasta que nuestros padres lleguen.
En cuanto terminé de bajar las escaleras, mi mirada se encontró con unas piernas delgadas y ligeramente bronceadas, las cuales fui recorriendo lentamente hasta ser cubiertas desde la parte de los muslos por un vestido negro corto con estampado de pequeñas flores color pastel, pero eso no era todo, también me di cuenta de que aún siendo un vestido de tirantes anchos Skyleen decidió llevar una blusa blanca de manga larga y cuello de tortuga por debajo.
- Vaya, creí que nunca vendrías- reclama, pero yo seguía repasando su rostro discretamente maquillado y su largo cabello rubio. -¿Nos vamos ya?
- Sí, terminemos con esto- digo, apartando la vista de ella.
Ambos salimos de la casa con nuestro equipaje en mano y al instante nos dirigimos hacia el maletero delantero de mi auto para guardar nuestras cosas. Por suerte ninguno de los hizo una maleta enorme, ya que hubiera sido un desafortunado suceso el tener que dejar la ropa de Skyleen aquí para darle prioridad a la mía. El cupo de mi maletero era bastante pequeño y limitado, por lo tanto no podía darme el lujo de llevar todo mi armario ni tampoco dejar que Skyleen acaparara todo el espacio. Después de guardar el equipaje, ambos tomamos direcciones opuestas hacia nuestros respectivos asientos y sin más demora nos subimos al auto. Sabía que este sería un viaje largo, aunque sólo fuese de una hora y media, ya que la tensión entre Skyleen y yo ha crecido con cada día que pasa y era peor cuando estábamos solos. Hay veces en las que me pregunto si esta chica insufrible valdrá verdaderamente la pena para hacer todos estos sacrificios por un simple revolcón. ¿Esto merece tanto mi tiempo? Me refiero a que nunca he tenido que perseguir a una chica para obtener lo que quiero, por lo contrario, son ellas las que me lo ofrecen con la mayor alegría y accesibilidad, pero Skyleen me la pone difícil en cualquier lado posible. Es obvio que no es como las demás, pero yo no soy un chico al que le guste andar por la vida rogándole a una mujer. Mi interés por Sky no va más allá de una simple lección, donde le hago entender que no hay imposibles para mí, todas terminan rogándome por una insignificante mirada vacía. Mi propósito no es conquistarla ni mucho menos enamorarla, lo único que espero es lograr manipularla lo suficiente para hacer que se entregue a mí y así poder tenerla entre mis manos.
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Amor Inesperado (1)
RomanceSkyleen: Hay dos palabras que Killian Knight me enseñó. Pasión y odio. Creí que ya había pasado por situaciones difíciles, pero él me mostró lo que era sufrir de verdad y aun así obtener placer de ese sentimiento. Me olvidé de lo bueno y extinguí...