Capítulo 16

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Skyleen

Fue extraño volver a casa después del accidente, me sentí como una completa extraña en un lugar donde sabía que no era bienvenida, pero las cosas no iban a cambiar y tenía que aprender a vivir con eso.

En los últimos días, Killian ha estado más ausente de lo habitual. Ahora ya ni siquiera dormía en casa, era muy raro que coincidiéramos con él aquí, ya que ha decidido vivir con sus amigos por un tiempo. Creí que con nuestra tregua iba a ser más fácil la convivencia entre nosotros, pero al parecer él sigue prefiriendo evitarme. Sinceramente no es algo que me importe o afecte, aunque si es desilusionante la manera en la que nos seguimos comportando. Tal parece que somos incapaces de pensar con la cabeza fría y ser maduros en esta situación familiar tan agobiante para ambos. Killian pensaba, o probablemente siga pensando, que él es el único con problemas, cuando en realidad todos estamos jodidos de alguna u otra forma. Él no sabe lo mucho que perdí por mudarme aquí y tampoco es algo que deba explicarle, mis sentimientos no son de su incumbencia, pero sí me gustaría dejarle en claro que yo tampoco soporto los cambios que esta nueva familia está trayendo a mi vida. Puede que mi madre y yo tuviéramos muchas heridas que sanar y un traumático pasado que superar, pero al menos nos teníamos a las dos y eso era más que suficiente para mí. Nuestra modesta vida en Texas llena de alegría, amor y personas a las cuales les importábamos de verdad era lo mejor que me había pasado en años. Aunque yo no soy nadie para destruirle las ilusiones a mi madre. No me queda más opción que resignarme y adaptarme, por lo menos un tiempo hasta que pueda irme por mi cuenta.

Estar de vacaciones de verano no es muy divertido cuando estás en un lugar que no conoces y sin amigos. Tara es una gran chica y me ha invitado a salir un par de veces, pero su idea de diversión no es para nada a lo que yo estoy acostumbrada. Aún recuerdo que solía ir con mis amigas al centro comercial, al cine, a museos, librerías y galerías de arte, pero con Tara todo es fiestas y descontrol, es por eso que prefiero quedarme en casa y encerrarme en el único lugar donde sé que estaré tranquila, mi estudio de pintura.

He estado toda la semana trabajando una pintura realista de la ciudad de Austin y su destellante reflejo que se ve dibujado en el lago Lady Bird gracias a los hermosos atardeceres.

Cuando finalmente terminé de darle los últimos detalles a mi gardenia, no pude evitar pensar en plasmar un pedacito de mi verdadero hogar en un lienzo. Quería un cuadro que representara todo lo bueno que tuve en mi vida y no me hiciera olvidar lo feliz que llegué a ser pese al infierno de donde venía. Es por eso que no me importó pasar mañanas, tardes y noches sentada en este mismo banco de madera mientras hacía cada edificio y rascacielos de mi bella Austin. De hecho, ahora que lo pienso, ni siquiera sé cuánto tiempo llevo pintando. Perdí la cuenta de las horas que llevo encerrada en mi estudio desde las siete de la noche, y eso porque no bajé a cenar cuando mi madre me ofreció acompañarla a ella y Robert en el comedor.

Dejé el pincel dentro del tarro de agua que se encontraba en la mesa antes de estirar mis brazos hacia arriba y sentir como mi espalda tronaba de cansancio. Tomé un pequeño descanso para revisar los mensajes de mi teléfono, pero me sorprendí al ver que pasaban de las dos de la mañana.

«Vaya, esta vez sí que he exagerado.» saltó mi conciencia.

No estaba cansada, ni tampoco tenía sueño, pero si no duermo estoy segura que en los próximos días me sentiré mal, es por eso que muy a regañadientes me levanto de mi asiento, tomó mis cosas y salgo de mi estudio.

Estaba a punto de dirigirme al cuarto de baño cuando de pronto mi teléfono comenzó a sonar. Vi que era un número desconocido, pero eso no impidió que contestara.

-        ¿Hola?- dije al poner el teléfono sobre mi oído.

-        ¿Skyleen?- dijo una voz desconocida.

Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora