Capítulo 24

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Killian

No sé que fue lo que me jodió más la existencia, haber tenido a Skyleen desnuda y ansiosa en mi cama y no haber podido saciar mis ganas de ella como me hubiese gustado o el verla tan dispuesta a olvidar lo que pasó entre nosotros. Normalmente estaría agradecido porque una chica me olvidara al día siguiente de usarla, pero no Skyleen. No después de haberla visto retorcerse en mis sábanas de una forma tan embriagadora cuando mi lengua saboreó su dulce coño, no después de haber escuchado como gemía intensamente por el placer que le daba, no después de escuchar mi nombre escaparse de sus pecaminosos labios y sobre todo no después de imaginarme lo que me esperaba cuando Skyleen fuera completamente mía.

Admito que me dieron ganas de vomitar cuando vi su expresión de felicidad al ver a su dichoso noviecito, sin mencionar la rabia que me consumió cuando ella se lanzó a sus brazos y él la besó. «Esos labios deberían ser solamente míos. De mi propiedad. Nadie volvería a tocarlos más que yo.» mi consciencia siguió jugando conmigo mientras los veía detenidamente. Tan felices. Tan sonrientes. Tan llenos de mentiras e hipocresía. Si tan sólo este idiota supiera que su aparentemente inocente novia tuvo su primero orgasmo gracias a mí, estoy seguro de que sentiría repulsión por ella.

Skyleen sigue cometiendo el error de subestimarme. ¿Qué le asegura que estoy dispuesto a guardar nuestro sucio secretito? Podría ir en ese momento a romper su estúpido "felices para siempre" con una sola palabra, pero no lo haré, prefiero fingir como ella y ocasionar un caos desde las sombras. Haré que se vuelva loca de deseo, tomaré ventaja de la situación para mi propio beneficio y una vez que termine de jugar con ella, la desecharé como todas las demás.

Dejé que los tórtolos siguieran con su encuentro romántico y entré a la casa donde mi padre y Sonia estaban riendo y comentando lo perfectos y felices que se veían los novios. 

-       Creo que esto era lo que ella necesitaba realmente- dijo Sonia.

-       Es verdad. Creo que nunca la había visto así de contenta- añade mi padre.

-       Es bueno volver a ver una sonrisa en su rostro.

-       Deben de estar jodiendome- intervengo soltando un bufido.

-       ¿A ti no te alegra que Skyleen esté feliz?- dijo mi padre molesto.

-       Skyleen no está feliz y jamás va a estarlo. Al menos no completamente.

-       ¿A qué te refieres?- pregunta Sonia.

Vaya, soy consciente de que los adultos nunca le prestan atención a sus hijos para evitarse la tediosa tarea de tener que reprenderlos o ayudarlos, pero hay que ser ciego e idiota para no darse cuenta de la tristeza que ha consumido a Skyleen desde que llegó a esta casa. Ella podrá tratar de disfrazarlo encerrándose en su cuartucho de pintura o escapando todas las mañanas para correr hasta morirse de cansancio. No es extraño que sepa lo que hace, desde que llegó a mi hogar y captó mi atención le he estado siguiendo el paso, no de forma demencial, pero sé como pasa sus días. Por otro lado, Sonia ha estado perdida en el amor y admiración que le tiene a mi padre, lo que ha provocado un considerable abandono hacia las necesidades sentimentales de su hija. Claro que es algo que a mí no me importa en lo man mínimo, la patética relación entre madre e hija sólo les incumbe a ellas, aunque de alguna forma me recuerda a la relación distante que tengo con mi padre. La única diferencia es que Skyleen daría todo lo que tiene por ver a su madre feliz, incluso se olvidaría de ella misma si fuese necesario, yo por otro lado, me importa una mierda las necesidades y deseos de mi padre. Ellos creen que le están haciendo un favor a la pobre chica, cuando en realidad la están destruyendo lentamente, y si no se dan cuenta por sí solos entonces yo me encargaré de abrirles los ojos.

-       Skyleen es malditamente infeliz en este lugar y eso no cambiará con la simple visita de su fastidioso noviecito- suelto con franqueza. -Ella no quería venir aquí, detesta haber renunciado a su vida por ti- señaló a Sonia. -¿Alguna vez pensaste en cómo sería para ella?, El dejar todo atrás por egoísmo, en ¿Cómo se sentiría sobre abandonar todo lo que conocía y quería?

Sonia me miraba detenidamente, pero no trataba de intervenir a mis reclamos porque sabía que decía la verdad y que tenía razón al echarle todo eso en cara.

-       Eres tú la causante de que no sea feliz.

-       Killian- reprende mi padre.

-       Pero ella dijo que estaba bien, que no importaba...

-       ¿Y qué más podía decir? Tú ya habías tomado la decisión por ambas desde mucho antes, ni siquiera le diste oportunidad de darte su opinión - añado. -Y aunque no hubiera sido así, ella habría dicho que estaba de acuerdo porque no hay nada más importante en este mundo para ella que no sea tu felicidad. Por lo menos alguien si piensa en la otra persona ¿No crees?

Se quedaron en silencio.

-       Estás tan ocupada con tu egoísmo, siendo feliz con mi padre, que no te detienes ni un segundo a pensar en las consecuencias que tu propia hija está recibiendo por ti.

-       Ya fue suficiente Killian- interviene mi padre.

Pongo los ojos en blanco y suelto una risita.

-       Saben, creo que ya empiezo a comprenderlo- doy pasos hacia atrás. -Ambos se merecen el uno al otro. Sólo piensan en ustedes mismos, son tal para cual, el resto del mundo se puede joder en lo que a ustedes les concierne.

Les doy la espalda y caminó con pasos firmes hacia la salida nuevamente.

- ¿Y saben algo?- tomo la manija de la puerta y la abro, pero me quedo parado unos segundos mirándolos por encima del hombro. -Nosotros nos merecemos mucho más que la mierda de padres que nos tocaron.




¡FELIZ NAVIDAD!

Un pequeño regalo para ustedes.

Dos capítulos este viernes.

Dos capítulos este viernes

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Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora