Skyleen
El día se pasa volando cuando tienes muchas cosas que hacer en tan poco tiempo. Después de que mi madre me sorprendiera con la noticia de mi inesperado ingreso a mi universidad soñada y sobre su repentina fiesta de compromiso este fin de semana, tuve que organizar mis ideas y centrarme en lo que era importante para mí. No había tiempo para protestas, ni desacuerdos. Es tiempo de tomar las cosas con madurez y concentrarme en lo que realmente importa, mi futuro. Prácticamente estuve en mi estudio desde que amaneció hasta que anocheció, haciendo mi catálogo de dibujos lo mejor posible.
Confieso que fue un día bastante largo y pesado, pero muy productivo. Me sentía orgullosa del esfuerzo y pasión que le puse a cada uno de mis dibujos, creo que al final, el cansancio y dolor de cuerpo se verán recompensados cuando vea en el rostro de mi examinador una expresión de satisfacción. Estaba emocionada, pero al mismo tiempo asustada, sobre todo por la parte de la entrevista. Nunca he sido buena hablando, mucho menos cuando se trata de decir quien soy yo en realidad, ya que aún sigo descubriéndolo. Tengo en claro cuáles son mis pasiones y mi meta en la vida, pero fuera de eso siento que ni me conozco. Por mucho tiempo fui sometida a varios cambios de identidad para evitar que las personas me juzgaran por quien era verdaderamente. Siempre tuve miedo a ser señalada, a recibir un trato diferente por la lástima o que me bombardearan con preguntas sobre mi familia que yo ni siquiera podía contestar en ese entonces. Hay veces en las que le doy un vistazo al pasado y recuerdo la razón por la que decidí olvidarme de mí misma. Hoy me doy cuenta de que usar una máscara para encubrir el dolor que otra persona me causaba sin ningún derecho fue injusto para mí y muy difícil de aceptar, fue prácticamente como estar encerrada en una habitación fría y oscura por muchos años, sin siquiera tener la posibilidad de pedir ayuda por el miedo hacia las consecuencias de mis actos. Es por eso que ahora no me es fácil pensar que finalmente llegó mi turno de ser feliz, he estado tan acostumbrada a la desdicha que ya ni siquiera me siento merecedora de algo diferente, para ser sincera no me puedo creer que mi más grande sueño se vaya a convertir en realidad.
Muchos pensamientos cruzaron por mi cabeza, pero ya estaba agotada física y mentalmente. Han sido demasiadas noticias y emociones por un solo día, así que me obligué a dejar mi estudio ordenado y limpio antes de salir de ahí para tomar una relajante ducha que me quite todo el estrés de encima.
No tardé nada en terminar, ponerme la pijama e irme directo a la cama. Estaba quitando el edredón de mi lado para poder meterme dentro de las sábanas cuando de pronto escuché un alarmante grito que me hizo dar un pequeño brinco del susto.
- ¡No! ¡No lo hagas! ¡No, por favor!- los gritos se escuchaban huecos por la distancia, pero eso no me impidió reconocer aquella voz.
Rápidamente corrí hacia la habitación de Killian sin importarme no traer zapatos ni tampoco entrar sin su permiso. Tomé la manija de la puerta y al instante la abro, descubriendo a un chico con el ceño fruncido mientras giraba su cabeza de un lado para el otro con desesperación.
- Te lo suplico. ¡Nooo!- exclama con miedo.
Cierro la puerta detrás de mí y me dirijo hacia la cama.
- Killian, despierta- me siento a su lado, muy cerca de él y muevo sus hombros. -¡Killian!
Sus ojos se abrieron de golpe.
- Killian, ¿estás bien?
- Si, carajo- al notar mi presencia se levanta de inmediato para poner una distancia entre nosotros, sentándose y apoyando la espalda en la cabecera de la cama mientras se quitaba el ligero sudor del rostro. -Sólo fue una maldita pesadilla. ¿Acaso te crees la única con el derecho a tenerlas?
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Amor Inesperado (1)
RomanceSkyleen: Hay dos palabras que Killian Knight me enseñó. Pasión y odio. Creí que ya había pasado por situaciones difíciles, pero él me mostró lo que era sufrir de verdad y aun así obtener placer de ese sentimiento. Me olvidé de lo bueno y extinguí...