Capítulo 47

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Skyleen

Esta fue la primera vez que alguien me miró directamente a los ojos y me dijo con claridad que aún existo, que la persona que soy sigue dentro de mí esperado a ser aceptada finalmente y que ni siquiera mi padre fue capaz de destruir por completo. Por mucho tiempo me sentí sola y abandonada, no sólo por mi familia, sino que también por mí misma. Dejé de creer en mí, permití que la oscuridad de mi pasado me hiciera olvidar quien soy y no impedí ser opacada por las malas experiencias vividas con mi padre. Me permití creer que ya no era nada ni nadie, una chica sin valor, inservible y débil. Me rendí, dejé de luchar por lo que amaba, me conformé con los pedazos de mi vida y seguí adelante sin tener rumbo alguno, pero después de esta noche toda esa mentalidad de mierda ha terminado. Probablemente no necesitaba un tatuaje que me recordara quien soy, pero siendo honesta conmigo misma, sé que jamás habría salido del hoyo negro en que me encontraba de no ser por Killian. No estoy diciendo que todo fue gracias a él, puesto que fui yo quien decidió cambiar radicalmente como persona, pero tengo que darle crédito por hacerme entender que mi pasado nunca se va a borrar, ni mucho menos podré olvidar, y que tarde o temprano debo aprender a vivir con esa carga sin dejar de ser la increíble chica en la que me he convertido a lo largo de estos años. Es irónico decir algo así después de tanto tiempo haciéndome menos, pero creo que es justo y necesario hablar bien de mí por una vez en mi vida. Ya me cansé de vivir con las sobras de mi presente, estando deprimida todo el tiempo en secreto para que mi madre no lo note. Quiero un futuro y para ello debo regresar a ser Skyleen Evans. Ya me harté de ver en mi reflejo los eventos traumáticos de mi pasado, quiero que cuando me vea al espejo pueda ver a la chica ruda y sobresaliente que soy.

No más tristeza ni miedos. Eso se acabó. A partir de esta noche vuelvo a ser yo misma.

Durante el trayecto al otro lugar misterioso, Killian y yo estuvimos en silencio. No porque estemos enojados o incómodos, de hecho, era precisamente por eso que ninguno de los dos dijo ni una sola palabra, para evitar una innecesaria pelea que nos arruine el momento. Por primera vez estábamos en son de paz y trataría que mantenerlo así por un rato. No tardamos mucho en llegar a su loft, lo cual me pareció extraño, ya que se supone que deberíamos estar en casa. Pasan de las cuatro de la mañana, nuestros padres seguramente deben seguir dormidos, pero si no regresamos a casa esta noche no quiero imaginar que es lo que pasará mañana por la mañana. Aunque, por estúpido que parezca, confiaba en que Killian sabía lo que hacía.

Como todas las noches, había una enorme y ruidosa fiesta del lado opuesto a donde nos encontrábamos. Era la primera vez que visitaba este lugar, o mejor dicho, el segundo hogar de Killian. Fue bastante agradable ver que todo estaba limpio y en orden, aunque era un poco extraño viniendo de él.

Mirando detenidamente el loft, me di cuenta de que era muy minimalista, justo a su estilo. Las paredes eran de ladrillo y el piso era de color negro de textura mate. Balcones, escaleras y estantes eran de hierro negro, los sillones grises y la cocina que estaba debajo de la segunda planta, era de madera oscura. Todo estaba tan hermoso y tranquilo, que me parecía increíble que Killian siguiera viviendo en la casa de su padre. Creí que odiaba estar ahí, que no soportaba su presencia y mientras más lejos estuviera de él mejor, por lo que me parecía ilógico que siguiera llegando a la casa del terror teniendo un lugar como este. Estuve muy tentada a preguntar la razón de tal tontería, pero pensé que ya había sido demasiado honesto conmigo por una noche. No quería presionarlo más de la cuenta y lograr que volviera a ser distante, por lo que preferí dejarlo a él revelarme las cosas cuando se sintiera listo.

-        ¿Quieres algo de beber o comer?- la pregunta de Killian me sacó de mis pensamientos.

-        No, gracias- respondo.

Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora