Capítulo 10

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Killian

La fiesta era un auténtico asco como siempre. La casa estaba repleta de personas tanto adentro como afuera. Jessica tiene la mala costumbre de hacer las cosas tan ruidosas e infantiles que me provocan dolores de cabeza. Había tanta gente que ni siquiera alcanzo a reconocer la mayoría de ellos, pero estoy seguro de que todos estos adolescentes idiotas son amigos de los amigos, de los amigos de Jessica. Aunque si lo pienso bien, tal vez tenga la oportunidad de acostarme con alguna de las chicas que vinieron esta noche con la esperanza de encontrar un buen prospecto para una buena cogida o simplemente para perder su virginidad. Quien sabe, quizás le haga el favor a una de estas pobres desdichadas en cuanto me encuentre más aburrido. Fue entonces que mi mente me hizo recordar a Skyleen y preguntarme si ella ya habrá dado el tan famoso gran paso con su novio. No es algo que me importe en lo más mínimo, pero sentía cierta curiosidad por saber si esa niña con apariencia de puritana ya habrá gemido tanto el nombre de alguien hasta llegar al orgasmo. De no ser así, el tan sólo pensar que podría ser solamente mía hace que me ponga duro al instante.

Tal vez me esté contradiciendo a mí mismo, pero admito que Skyleen es una chica bastante atractiva y el odiarla no hace que su perfecto cuerpo sea menos cogible. Quizás su actitud tan rebelde y su espíritu tan obstinado me provoquen ganas de asesinarla, pero si puedo lograr corromperla aunque sea un poco entonces tendré acceso libre al placer que pueda darme y no habrá mejor satisfacción que hacerla entender que nadie puede resistirse a mí, ni siquiera una chica tan decidida y aparentemente diferente como lo es ella.

Nunca antes había sentido esta extraña sensación de frustración por no poder controlar a alguien. Nadie se me había resistido y mucho menos desafiado. No entiendo porque Skyleen tiene el descaro de hacerlo, no comprendo su falta de temor hacia mí, cualquier otra persona habría salido corriendo en el preciso momento de conocerme, pero parece que a ella no le asusta mi apariencia, mi forma de hablar, ni mucho menos mis amenazas. Pareciera como si yo fuera un mal chiste para ella y el que haga caso omiso a todas mis órdenes me está volviendo completamente loco, y no de la mejor manera. Me niego a creer que existe una sola persona en este mundo a la cual le pueda ser indiferente. Todos tenemos deseos oscuros en lo más profundo de nuestro ser y yo soy el puto amo cuando se trata de encontrarlos.

Skyleen podrá parecer inofensiva e inocente, pero estoy seguro de que esconde un fuego igual de intenso al mío dentro de ella y no puedo esperar para ver de lo que es capaz.

-       ¿Por qué estás tan pensativo cielito?- al escuchar esa voz mis ojos hicieron contacto con unos marrón. -¿Acaso no te diviertes?

-       Para nada- paso mis brazos sobre el respaldo del sofá blanco que se encontraba en el jardín.

-       Uy, y ahora ¿Que te tiene de tan mal humor?

«Una rubia a la cual me es imposible controlar.»

-       Nada que te importe.

-       Por favor, no empieces a comportarte como un idiota conmigo- me frunce el ceño y cruza los brazos.

-       Y tú no seas un maldito dolor en el culo- contraataco. -Lo que menos necesito ahora es escucharte Jessica.

-       Eres insoportable- me pone los ojos en blanco.

-       Mira que casualidad, ya somos dos.

Hay días en los que deseo nunca haberme encontrado con esta chica de cabello rojo y rosa, que siempre viste ropa ajustada, pero sobre todo que me hace la vida imposible simplemente porque cogemos de vez en cuando. Ninguno de nosotros busca compromiso sólo diversión, pero hay momentos en los que Jessica parece olvidarlo, puesto que me llama y me hace preguntas como si fuese algo más que una simple amiga con derechos y eso me molesta.

Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora